|
D.n Jesús Silva-Herzog M. escribió en el periódico (30/09/2024) ♦ El sexenio de la destrucción ♦ T ermina el sexenio de la destrucción. Llegamos a las últimas horas de su sexenio con las columnas de la república en ruinas y el destino del gobierno entrante secuestrado por las obsesiones del Presidente saliente. Cortó las cuerdas del diálogo. El hombre que hablaba y hablaba no escuchó a nadie más que a sí mismo. Ninguna voz le mereció respeto. Se adueñó de la conversación pública y puso a todo el país a hablar en sus términos: insultar al otro, ignorar las piezas de información que contradicen el prejuicio, evadir lo esencial para masticar su carnada. Comprimió toda discusión pública en una dicotomía infantil: los patriotas contra los traidores; el pueblo contra sus enemigos. Canceló la complejidad. Nos convenció de que el país es un campo de batalla y fue capaz de reclutar a una milicia gigantesca. Al regimiento opuesto lo convirtió en nada y a todos los suyos, incluyendo a su sucesora, dio el trato más humillante. Al déspota no le basta el respaldo ciego. Lo que impuso durante su imperio fue la deshonra de cualquier impulso de autonomía: el abandono de la razón propia y del recato. Si el caudillo lo dice es la sabiduría misma, la decantación más pura de la historia, la broma más simpática que nadie jamás hubiera imaginado. Lo decía uno de sus fanáticos: si tengo en mí alguna reserva frente a algo que ha dicho el caudillo, sé bien que soy yo el que tiene un problema. Aniquiló la ley. No solamente violó la ley y se burló de ella cuantas veces quiso. Logró desmontar el mecanismo que permite detener el abuso y corregir la arbitrariedad. Hereda una autocracia institucionalizada. En el segundo tramo de su gobierno convirtió a los jueces en los villanos del presente. Llegó al extremo de instruir a un general para que exhibiera periódicamente, y desde el Palacio Nacional, a todos los jueces que se atrevían a contrariarlo. Eso hizo primero. Instruyó a los militares a que pusieran bajo la mira al Poder Judicial y después procedió a colocarlo frente al paredón. El 11 de septiembre se dio la orden de disparo. Se ha deshecho así, la base de autonomía y de profesionalismo de los jueces. De acuerdo al diseño presidencial, el Poder Judicial se incorporará al partido oficial como uno de sus sectores. Abdicó de la responsabilidad esencial del Estado. Apostó por el outsourcing de la seguridad. Su estrategia, si es que puede dársele ese nombre a su política, se basaba en una implícita subcontratación de la banda más poderosa de una región para que impusiera paz a través de su fuerza abrumadora sobre las bandas rivales. Cuando prevalece una sola banda criminal los índices de homicidio descienden, decía el Presidente con frecuencia, como dando una recomendación práctica. Los resultados de esa apuesta son visibles. Amplísimas regiones del país viven bajo el imperio de los criminales. Como lo sufren hoy los habitantes de Culiacán, ese arreglo bárbaro puede ser todo, menos ser estable. El costo de la cesión estatal es gigantesco y revienta, tarde o temprano. El conflicto entre los “pacificadores” podrá posponerse, pero no mucho. No solamente renunció al Estado como garante de un orden bajo la ley. También debilitó al Estado como proveedor de servicios indispensables. Si habló constantemente en favor del Estado de bienestar, actuó en su contra. El gran enemigo del neoliberalismo resultó privatizador eficaz. Entre recortes presupuestales a las instituciones públicas y transferencias directas pauperizó los servicios de salud y convirtió a la escuela en salón de adoctrinamiento. Los servicios privados se convirtieron de esa manera en la alternativa necesaria. Debe reconocerse el acierto de la política salarial y el impacto personal de los apoyos gubernamentales. No es poca cosa el sacar de la pobreza a 100,000 personas cada mes, como calculó el economista Gerardo Esquivel. Ése es, sin duda el gran éxito del sexenio. Con más efectivo en el bolsillo, es cierto, pero con las balas más cerca, la enfermedad más amenazante y las oportunidades más lejos. La verdadera obra de este sexenio es haber levantado un culto a la personalidad. Esa es la gran construcción del lopezobradorismo: no los monumentos tan bien vendidos y tan inservibles que fueron inaugurados en múltiples ocasiones. Su obra perdurable es un templo de devoción, reverencia e idolatría. ⇧SUPRA⇧ |
30 septiembre, 2024
29 septiembre, 2024
|
D.n Enrique Krauze escribió en el periódico (29/09/2024) ♦ Para que conste ♦ E n la larga lista de insultos, calumnias, mentiras y afirmaciones abusivas o frívolas que no merecen respuesta —aunque las diga el presidente en público y aprovechándose de su cargo—, algunas me conciernen porque afectan a otros y porque sé, como historiador, que al basurero de la historia tardan en llegar dichos que no fueron refutados en su momento. El fondo de las 474 menciones que me dedicó en su sexenio se resume en la difamación de que serví a los gobiernos del PRI y el PAN y me serví de ellos. Para refutar a López Obrador, mi abogado es el propio López Obrador: “… el aspirante a la gubernatura de Tabasco, Andrés Manuel López Obrador, propuso que en caso de admitirle el Presidente (Salinas) la dimisión a Carpizo (secretario de Gobernación), este pueda ser sustituido por un representante de la sociedad civil como Enrique Krauze...”, Reforma, página 2A, 26 de junio de 1994. “Trascendió que durante las negociaciones fue vetado (por el PRI) para la Presidencia del Consejo General del IFE el intelectual Enrique Krauze propuesto por el PAN y el PRD...”, Reforma, primera plana, 30 de octubre de 1996 (AMLO presidía el PRD). En 2003, cuando se lo agradecí personalmente, me invitó a su proyecto político. Le expliqué que yo no aspiraba a puestos. Ya entonces AMLO había sido entrevistado dos veces por Clío para los documentales que hicimos sobre el sexenio de Salinas y la historia del PRD. En nuestro breve trato, percibí su carácter intemperante. Nada me desconcertaba más que su naturalidad para articular un discurso de polarización. No obstante, declaré mi oposición a su desafuero (La Jornada, 10 de abril de 2005). Y, del mismo modo, en 2006 repudié la campaña que lo comparaba con Hitler. “El mesías tropical” se publicó en Letras Libres el 1 de junio de 2006. Era ante todo el retrato psicológico y moral de una persona con un trasfondo oscuro, violento, vengativo. Registré su completo desinterés del mundo exterior, su ignorancia económica, su desprecio del derecho y su autoritarismo político: nada tenía que ver AMLO con el liberal Juárez, el demócrata Madero y el presidente Cárdenas. Al final, señalaba la convergencia de dos delirios suyos: equipararse con Jesucristo y ostentar la naturaleza tropical del poder tabasqueño. Su triunfo me parecía inminente, y por eso advertí: “México perderá años irrecuperables”. A principio de 2012, cuando AMLO comenzó a hablar de “la República amorosa”, le tomé la palabra. En una entrevista en el Canal 11, dije: “Voy a ver si sigue siendo un hombre dogmático [...] que tiene un culto de su propia personalidad y lo promueve [...] Si cambia esa actitud, si modifica su programa [...] consideraré seriamente darle mi voto”. Días más tarde, unos amigos nos convocaron a cenar. Volvió a invitarme a su proyecto. Dijo que habían sido injustos conmigo, que he sido un liberal y un demócrata, recordó mi batalla por el voto en Chihuahua, y agregó: “nunca olvidaré que me defendiste cuando dijeron que me parecía a Hitler”. Lo olvidó al llegar al poder y puso en práctica la estrategia de Goebbels: mentir incesantemente buscando que la mentira se vuelva la verdad. La Secretaría de la Función Pública tenía todos los elementos necesarios para saber cuánto había gastado el gobierno en anuncios y suscripciones de Letras Libres. Pero AMLO prefirió recurrir a sus cálculos biliares y, por ejemplo, en la mañanera del 26 de julio de 2023 mintió exhibiendo una tabla según la cual yo había “cobrado” al gobierno de Peña 144 millones de pesos. No somos iguales. Él no dijo ni pío por los muertos del 68 y del 10 de junio; yo participé en el movimiento estudiantil y estuve presente en la matanza del Jueves de Corpus, sobre la que escribí un testimonio. No sé de qué ha vivido AMLO, además de sus puestos públicos; yo he vivido de mis libros y de empresas culturales privadas que nunca han dependido, en absoluto, del dinero oficial. Él es quien se subió al tren del PRI en 1976 y se bajó hasta fines de 1988; yo critiqué a todos los gobiernos a los que él sirvió y a los siguientes (incluido el suyo) en varios libros y centenares de ensayos, artículos, entrevistas, conferencias, audios, videos publicados en decenas de medios mexicanos y extranjeros. Su sexenio comenzó con la idea de transformar a México. En vez de ello, destruyó sus instituciones y dañó profundamente la democracia. No sembró vida: sembró odio. Hubiera querido equivocarme, pero es verdad: México ha perdido años irrecuperables. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
28 septiembre, 2024
|
D.n Luis Cárdenas escribió en el periódico (28/09/2024) ♦ El presidente pródigo ♦ E n dos días, López Obrador dejará de ser el presidente constitucional de México. Entonces, podría convertirse en un viejo retirado lleno de rencor y fantasías malsanas, o en el verdadero poder detrás de la próxima presidenta, igualmente cargado de rencor y fantasías malsanas. La verdad es que, si no fuera porque su paso por la Presidencia ha significado una destrucción brutal de instituciones y una cruel erosión democrática que se aprovecha de la pobreza, victimizando a millones en su miseria a costa del dinero público, su lugar en la historia habría sido un buen ramillete de chistes para el teatro del absurdo: la rifa del avión que no fue rifa ni se deshizo del avión, la refinería que nunca refinó, el aeropuerto que nadie usa, el Tren Maya que se atasca, la violencia que supuestamente disminuyó, aunque hay más asesinatos, los videos de YouTube de Juanga, Silvio Rodríguez o incluso Chicoché para amenizar horas de soporíferas mañaneras, y muchos otros ejemplos que pintarían a nuestro presidente como un gran bufón político, de no ser por su afán destructor. López Obrador ha sido amado en proporción directa a la miseria del pueblo mexicano. Es un pésimo estadista, pero un gran derrochador; un presidente pródigo que prefiere no enseñar a su pueblo a pescar para saciar el hambre, sino mantenerlos hambrientos para que sigan siendo dependientes. Al presidente lo aman, sobre todo, porque regala dinero. También sabe muy bien explotar los traumas de un pueblo derrotado, ese rasgo que nos caracteriza y nos hace empatizar con el fracaso, siempre encontrando mil pretextos: perdimos por culpa del árbitro vendido, del pasto mal podado o del balón que estaba cargado hacia el otro lado. Nunca asumimos nuestra derrota, porque hacerlo nos obligaría a renunciar al papel de víctimas. El presidente explota esto a la perfección porque él mismo encarna el epítome del fracaso justificado: era un hombre que siempre perdía y culpaba a los fantasmas del fraude. Hasta que ganó. Y, convertido en el hombre más poderoso en la historia de México, ¡siguió culpando de sus fracasos a los mismos fantasmas del fraude! El neoliberalismo, Calderón, Estados Unidos, las grandes corporaciones, los empresarios, Calderón, la ambición humana, los técnicos ilustrados, los aspiracionistas, Calderón, los periodistas “chayoteros” que trabajan en pasquines inmundos, el PAN, Calderón, los sueldos millonarios de la burocracia dorada y, en realidad, cualquier ser humano en el planeta que gane más dinero que él, los jueces, las pymes, Calderón, los intelectuales orgánicos que no sean de su administración... Todos ellos, y muchos más, son culpables del país que se cae a pedazos, menos él. Claudia Sheinbaum heredará un fracaso al que, todo indica, dará continuidad. En dos, tres o cuatro años, con una economía aparentemente estancada, las ayudas sociales al límite y las arcas de la nación vacías por el pago de pensiones y deudas, la Doctora tendrá que buscar nuevos fantasmas. Su jefe ya se encargó de desgastar los que quedaban. Aunque quizá no sea necesario negar nada; tal vez la narrativa sobra cuando el país está dominado por un militarismo de facto. ¿Quién necesita fantasmas cuando los soldados reprimen manifestaciones mientras investigan delitos para encarcelar a los opositores? Mi humilde sugerencia es que empecemos a elaborar un plan B, un plan C y hasta un plan D... Ah, y nunca se le ocurra insultar a uno de estos “nuevos demócratas” que nos gobiernan, porque tienen la piel demasiado sensible. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
27 septiembre, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en el periódico (27/09/2024) ♦ Un muerto son mucho muertos ♦ L a máxima que resuena en las estrategias antiviolencia de numerosas naciones es clara: una sociedad no debe tolerar condiciones que propicien ni una sola muerte violenta. Sin embargo, la realidad en Guanajuato desafía esta aspiración. Según los meticulosos registros de AM y Al Día, en el último sexenio, nuestra entidad ha sido testigo de 22,458 homicidios, una cifra que se traduce en 3,743 vidas segadas anualmente. Esto representa aproximadamente 60 homicidios por cada cien mil habitantes, considerando una población estatal de 6,166,000 almas. Estas estadísticas, lejos de ser exageradas, podrían pecar de conservadoras. Hemos observado una tendencia preocupante: homicidios claramente intencionales son frecuentemente catalogados como “culposos”, distorsionando la magnitud real del problema. Además, estas cifras no contemplan a los desaparecidos, muchos de los cuales yacen en fosas clandestinas aún por descubrir. Si Guanajuato fuese una nación independiente, ostentaría el dudoso honor de ser la más violenta de América Latina. Solo pequeños estados insulares como St. Kitts y Jamaica superan esta macabra estadística, pero su reducida población los hace casos poco comparables. Incluso países notoriamente violentos como Ecuador, Venezuela y Honduras palidecen ante nuestra realidad. Es doloroso contrastar nuestra situación con el sorprendente progreso de El Salvador, que ha logrado reducir su tasa a 2.4 homicidios por cada 100,000 habitantes. Es cierto que las cifras oficiales, tanto del Secretariado Nacional de Seguridad como del Gobierno estatal, difieren de nuestros cálculos. La historia nos ha enseñado a desconfiar de los números oficiales. Recordemos cómo en 2017, bajo la administración de Miguel Márquez, se intentó ocultar 800 muertes que nosotros habíamos contabilizado, un hecho posteriormente confirmado por el INEGI mediante las actas de defunción registradas. La responsabilidad primordial de la seguridad pública recae indiscutiblemente en el gobierno estatal. El ejemplo de Coahuila, donde Rubén Moreira logró contener la violencia mediante una combinación de inteligencia policial, renovación de cuerpos de seguridad y una voluntad política inquebrantable, demuestra que el cambio es posible. Reconocemos que cada estado enfrenta desafíos únicos, particularmente en lo que respecta a los conflictos entre grupos del crimen organizado. El caso de Sinaloa, con su “pax mafiosa” rota, ilustra la complejidad de estas dinámicas. Paradójicamente, los primeros beneficiarios de un retorno a la seguridad serían los propios delincuentes, quienes viven bajo la constante amenaza de ser eliminados por grupos rivales. Como acertadamente señala el entrante secretario de Seguridad Pública Nacional, Omar García Harfuch, la clave para combatir la delincuencia reside más en la inteligencia que en la violencia. Albergamos una doble esperanza: que la fallida estrategia de “abrazos y no balazos” quede relegada a los anales de la historia, y que Guanajuato experimente una transformación genuina en materia de seguridad. Superada la euforia del cambio de administración y el protagonismo mediático inicial de la nueva gobernadora y su gabinete, la prioridad debe ser la renovación de la Fiscalía General del Estado. Es imperativo que Carlos Zamarripa ceda su puesto a un sucesor consensuado entre Libia y el Congreso. Los desencuentros y altercados legislativos resultan inútiles frente a la crisis de violencia que ha marcado el peor sexenio en la historia del estado. Elegimos a nuestros representantes para que resuelvan los problemas apremiantes, no para que perpetúen conflictos donde deberían forjarse acuerdos. La ciudadanía anhela liderazgo y visión, no espectáculos políticos. Es momento de que nuestros líderes demuestren altura de miras y una determinación inquebrantable para restaurar la paz y la seguridad que Guanajuato merece. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
26 septiembre, 2024
|
D.n Héctor de Mauleón escribió en el periódico (26/09/2024) ♦ Las cuentas que entrega AMLO ♦ E n los primeros meses de 2024, la extorsión en Cuautla creció 280 % en comparación con los primeros meses de 2023. Lo mismo ocurrió en la zona oriente del estado: cientos de negocios cerraron de manera definitiva; muchos de ellos fueron rafagueados por grupos criminales que exigían el llamado “cobro de piso”, y decenas fueron quemados. Tortillerías, tiendas de abarrotes, bares, restaurantes, fruterías, carnicerías, pollerías, misceláneas, camiones recolectores de basura. El crimen cayó sobre estos como una plaga. En Acapulco, en julio pasado, más de 500 locales del centro habían cerrado o tenían letreros que anunciaban su venta. Al mismo tiempo, el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de Cámaras Industriales y Empresariales de Guerrero denunciaban que la extorsión estaba arrasando empresas pequeñas, medianas, grandes e incluso transnacionales. Centros nocturnos, restaurantes, bares, hoteles, marisquerías, negocios de artesanías y hasta de telefonía… “La instrucción es: O pagas, o te mato y te incendio y acabo con tu familia”, denunció la Cámara Nacional de Comercio. También en Chilpancingo se desató la quema de negocios, acompañada del asesinato de comerciantes. Cobros de hasta 100 mil pesos mensuales provocaron que organizaciones empresariales denunciaran ante los medios la tragedia que estaban viviendo. Los grupos criminales que se repartieron la ciudad arreciaron su guerra por el control del rastro y del transporte. Ahí, este delito se disparó más de 80 % durante el sexenio. Hace unos semanas, empresarios y productores de Michoacán alertaron sobre “el emporio de extorsión” que afecta a limoneros, aguacateros y productores de mango, y que se ha extendido también al sector porcino, los abarrotes y la construcción. Pagos de hasta 2,500 pesos por hectárea y cobros a los empacadores, lo cual encarece los productos hasta en 140 %. En algunas regiones michoacanas, como en Apatzingán, desde los hoteleros hasta los vendedores de aguas frescas se ven obligados a pagar cuotas a los grupos criminales: Viagras y Caballeros Templarios, entre ellos. En la entidad, este delito se ha incrementado en más de 220 %. En Guanajuato, cada día un promedio de tres ciudadanos reportaron ser víctimas de extorsión. La cifra negra de este delito es, sin embargo, de 97.4 %. En ciudades como León, el crecimiento en el último año ha sido de 178.19 %. En el Estado de México, se cometen 1.3 extorsiones cada hora. Nadie se salva. Hay focos rojos en Zacatecas, Sinaloa, Baja California Sur, Tamaulipas, la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Jalisco, Nayarit, Aguascalientes, Coahuila, Nuevo León, Quintana Roo y Colima. Todo esto llegó acompañado de ejecuciones, desmembramientos y cadáveres abandonados en pueblos y ciudades. Fue solo una expresión del poder que los grupos del crimen organizado alcanzaron durante un sexenio que pasará a la historia por la frase: “Abrazos, no balazos”. Eduardo Guerrero y Eunises Rosillo, en su corte de caja del sexenio de AMLO en material de seguridad (“Violencia: tercera derrota”, Nexos, septiembre de 2024), sostienen que esta frase causó el daño mayor a la política de seguridad: “Sirvió de apotegma para justificar el despliegue de elementos militares y policiales que solo custodian ‘perímetros’ de zonas de alta criminalidad. No iban a enfrentarse o a perseguir bandas criminales para erradicar o, al menos, disminuir el daño social que infligen a las comunidades donde operan. La orden de no confrontarlos directamente ocasionó que los grupos delincuenciales se animaran a colonizar nuevos sitios en los que establecieron diversos negocios criminales, sobre todo la extorsión presencial (“cobro de piso”)… Por todo esto, México ha perdido soberanía territorial en varias regiones”, escriben. A lo largo de seis años nada detuvo el apetito de los cárteles, las bandas, los grupos, las organizaciones criminales. Es la explicación de los 200 mil muertos que López Obrador deja tras de sí -y que con justicia pueden ser llamados “los muertos de AMLO”. Es la explicación de las 50 mil desapariciones ocurridas en el sexenio y de la intervención del narco en las elecciones. Es la explicación de la presencia del crimen organizado en 81 % de los municipios de México. Y la explicación, también, de la epidemia de extorsiones y “cobros de piso” que arrasa 22 estados y que hoy nos está heredando el Presidente. Seis años de abrazos y complicidades políticas y criminales explican las cuentas que entrega AMLO. El país con que tendrá que arreglárselas su sucesora. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
25 septiembre, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en el periódico (25/09/2024) ♦ Guardia ineficaz ♦ A sí como la reforma judicial no se hizo para mejorar el sistema de justicia, sino para dar al gobierno control sobre los fallos de los jueces, la reforma de la Guardia Nacional no se preocupa por disminuir la inseguridad. Su propósito es militarizar la corporación sin preocuparse por la eficacia de su función. La verdad, sin embargo, es que la Guardia ha dejado hasta ahora bastante que desear. La anterior Policía Federal llegó a tener 37 mil elementos, aunque solo 27 mil dedicados efectivamente a labores de combate a la inseguridad; en 2018, último año de Peña Nieto, recibió un presupuesto de 2,247 millones de pesos. En contraste, en junio de este 2024 el general David Córdova Campos, comisario general, reportó 130 mil elementos en la Guardia Nacional; en este año está ejerciendo un presupuesto de 70,767 millones de pesos, 30 veces más que la PF. Con este dinero y ese número de efectivos se esperarían mejores resultados. El general Córdova Campos declaró este pasado 2 de junio en el quinto aniversario de la corporación: “Nuestra presencia en toda la geografía nacional nos ha permitido [obtener] resultados sobresalientes, como la detención de alrededor de 37 mil personas vinculadas con la delincuencia organizada”. Hay, sin embargo, otros datos. Una solicitud de información pública a la Secretaría de Seguridad Ciudadana ha revelado que, desde su creación en 2019, hasta abril de 2024 la GN solo ha logrado 5,991 detenciones “como primer respondiente”. De esas, 26 por ciento fueron por faltas administrativas y no por delitos relacionados con el crimen organizado (Animal Político). En un estudio para Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana, Samuel Storr señala: “Cada efectivo de la GN desplegada reporta muy pocas detenciones: 0.071 por año, en comparación con 1.6 personas detenidas anualmente” por elementos de las policías estatales preventivas. “Además, la Guardia Nacional asegura menos armas de fuego y menores cantidades de drogas, como cocaína, heroína y metanfetamina, a pesar de tener una formación militar para enfrentar fenómenos delictivos de alto impacto. La GN es superada por los miembros del ejército desplegados en actividades de seguridad pública”. El Observatorio de la Guardia Nacional de Causa en Común ha señalado también que los resultados “son muy pobres”. Según este grupo, “se requiere de 45 elementos de la GN para realizar la detención y puesta a disposición de una persona ante el ministerio público”. En nada ha ayudado que se le hayan encargado a la Guardia Nacional responsabilidades que no tienen nada que ver con su propósito fundamental de combatir el crimen organizado. Se le han dado, por ejemplo, tareas de patrulla fronteriza. En 2022 la Guardia Nacional puso a disposición a solo 2,814 personas por distintos delitos mientras que detuvo -ellos dicen “rescataron”-a 177,166 migrantes. En la Ciudad de México, cuando a una mujer se le cayeron unas aspas de lavadora en las vías del Metro, el gobierno capitalino la acusó falsamente de terrorismo y puso durante semanas a cientos de elementos de la Guardia Nacional a cuidar las instalaciones para prevenir “actos de terrorismo”. Con frecuencia los elementos de la GN son utilizados para patrullajes preventivos que deberían hacer las policías locales, mientras que a los soldados de la Sedena se les encargan los operativos importantes. Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran un aumento de la incidencia delictiva en este sexenio a pesar de que la Guardia Nacional ha estado operando bajo mandos militares. La militarización permanente no ayudará a mejorar la seguridad. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
24 septiembre, 2024
|
D.n Armando Fuentes Aguirre escribió en el periódico (24/09/2024) ♦ Sucesión ♦ E l pueblo moteja con apodos peregrinos a quienes andan en ese campo minado que es la política. Cierto candidato repetía machaconamente en sus discursos de campaña: “No tengo cola que me pisen”. La gente lo apodó “El jolino”. A un alcalde que ante cualquier problema declaraba: “Voy a tomar medidas” lo apodaron “El sastre”. Otro munícipe, inepto y dado a la bebida, recibió el mote de “El torpedo”, por torpe y por... lo demás. En época pasada los hijos de un gobernador de Jalisco fueron conocidos como “Los papayos”, pues cuando se iba a otorgar un contrato millonario para alguna obra pública decían siempre: “Papá, yo”. El acto de toma de posesión de Andrés Manuel López Beltrán como secretario de organización del PRI de ahora, Morena, equivalió a la crónica de una sucesión anunciada. El vástago de AMLO opacó a la que debería haber sido figura principal de la protocolaria ceremonia, Luisa María Alcalde. La presentación del ya famoso Andy hizo que se escucharan gritos de: “¡Presidente, Presidente!”, y cuando habló de cambio generacional hubo de hacer la cuidadosa aclaración de que eso se refería a Claudia Sheinbaum. En los tiempos del otro PRI sabíamos con seis meses de anticipación quién iba a ser el próximo Presidente. Al parecer hoy lo sabemos desde seis años antes. ¿Debemos pensar en la posible instauración en México de un régimen dinástico? Eso es adelantar vísperas. Podemos, además, estar tranquilos: en su testamento político, leído en la misma ceremonia en que su hijo fue exaltado, el Caudillo demandó a sus correligionarios —o sea a los seguidores de su religión— no incurrir en nepotismo. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
22 septiembre, 2024
|
D.n Jorge Volpi escribió en el periódico (21/09/2024) ♦ Fin ♦ A hí no se escuchan las ráfagas ni los granadazos. Tampoco el rechinar de las llantas de camionetas que pasan a toda velocidad con narcocorridos, llenas de gente con armas largas y el dedo listo en el gatillo. Ahí no se ven columnas de humo de coches o camiones incendiados. Es el único lugar de Culiacán que, en estos 15 días, ha tenido “paz” a pesar de que está a sólo cinco minutos de uno de los principales puntos de guerra entre “Los Chapitos” y “La Mayiza” como lo es el entronque entre la carretera conocida como “La Costerita” y la avenida Heroico Colegio Militar que irónicamente lleva al cuartel donde López Obrador da sus conferencias en cada visita. Se llama “La Primavera”. Es un fraccionamiento (o privada como le dicen los locales) ubicado en el sur de la ciudad, con muchas privadas al interior. Tiene campo de golf, tiendas de todo tipo e incluso ahí dentro está el corporativo digital de Coppel, la familia dueña y desarrolladora de los terrenos, o el de SuKarne. “La Primavera” es para Culiacán lo que “Bosque Real” es para la Ciudad de México. Con el objetivo de blindarse de vecinos malandros, la administración exige que todo el que quiera vivir ahí debe llevar 12 referencias de recomendación. Si se trata de un matrimonio, tienen que ser 24. Sólo que el candado no ha servido mucho que digamos: abundan los políticos y factureros. Ahí vivió, por ejemplo, Quirino Ordaz, cuando era gobernador y antes de mudarse a España como embajador. Durante los primeros días de esta batalla reciente, en los accesos de “La Primavera” aparecieron camiones de volteo, de esos que se usan para trasladar escombro. La hacían de barricada ante el temor de que un bando u otro quisiera ir a buscar a algún rival que le debiera cuentas o de que, simplemente, el enfrentamiento se extendiera por sus calles. Los trabajadores no pudieron llegar por la falta de transporte público y las restricciones a la circulación. Afuera, al norte de “La Costerita”, es otro Culiacán. En las farmacias privadas empeora el desabasto de medicinas, en los supermercados el de comida y artículos de primera necesidad como papel de baño, jabón y focos, lo que tira el mito de que el Cártel de Sinaloa no se mete con la gente inocente. Tal vez, pero sí con sus vidas. En las áreas rurales que abundan cerca de Culiacán sólo hay de un tipo de cigarros. La caja es roja, con letras en blanco y detalles en negro. Una copia barata de los Marlboro. Los locales y los distribuidores aseguran que son chinos con etiqueta de hechos en México, pero son los únicos que el cártel autoriza. Una teoría es que llegan de Asia como combo extra de los precursores del fentanilo y hay que acomodarlos en el mercado a como dé lugar. Afuera, quince días antes de que comenzara la guerra, policías, políticos y militares ya platicaban de lo que se venía. Un culiacanazo largo. Porque afuera ya no está Guzmán Loera, ya no está Zambada García y ya tampoco está Ovidio, el narco que cuando era un brillante estudiante de prepa en el Tec de Monterrey campus Culiacán se metía al centro de las peleas a separar a sus compañeros. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
21 septiembre, 2024
|
D.n Jorge Volpi escribió en el periódico (21/09/2024) ♦ Fin ♦ M éxico: país de ficción. A lo largo de siete décadas, el partido de la Revolución —con sus distintas denominaciones— alumbró una democracia imaginaria. En el papel, se salvaguardaban las garantías individuales, la división de poderes, las elecciones con varios candidatos, la justicia y la equidad. Todo ello entreverado con un orgulloso discurso nacionalista, inagotables llamados a la soberanía popular y un rechazo tajante al pasado. En los hechos, el régimen perseguía un objetivo muy distinto: repartir y defender los privilegios de las nuevas élites al interior de un partido hegemónico que controlaba todas las instituciones. La oposición era prácticamente inexistente y, detrás del discurso progresista, se parapetaba un espíritu netamente conservador. Ello no implicaba que no hubiese mecanismos de ascenso social o iniciativas para articular un precario estado de bienestar, pero siempre a través de una estructura piramidal que no consentía la disidencia. Casi un siglo más tarde —la fundación del PNR data de 1929—, Andrés Manuel López Obrador ha dado vida a una ficción muy semejante. Hoy, la 4T da vida a una nueva democracia imaginaria. En el papel, se salvaguardan los derechos humanos, la división de poderes, las elecciones multipartidistas, la justicia y la equidad. Todo ello entreverado con un orgulloso discurso nacionalista, inagotables llamados al pueblo bueno y un rechazo tajante al pasado. En los hechos, su objetivo es muy distinto: desplazar o absorber a las antiguas élites del PRI al interior de un movimiento que controla todas las instituciones. La oposición es prácticamente inexistente y, detrás del discurso progresista, se parapeta un espíritu netamente neoliberal. Ello no implica que no haya mecanismos de ascenso social o algunas iniciativas para disminuir la desigualdad, pero siempre a través de una estructura piramidal que no consiente la disidencia. Si en el México moderno jamás se implantó un auténtico Estado de derecho, se debió a que los caudillos revolucionarios, primero, y el PRI y el PAN, después, nunca quisieron desprenderse de sus privilegios: nuestro rocambolesco entramado legal surgió como una pantalla para asegurar que los poderosos —y los ricos— se salieran sin falta con la suya. La apasionada defensa de la Constitución del 17, remendada a modo una y otra vez, era la cortina de humo ideal para ocultar la discrecionalidad de los gobernantes en turno. No es muy distinto lo que ha ocurrido con la reciente reforma judicial: el argumento de acabar con la impunidad —algo que no logrará en medida alguna—, no es sino el pretexto de AMLO para apoderarse del único poder capaz de plantarle cara, así fuera muy de vez en cuando. Nadie debería, sin embargo, salir en una airada defensa de la independencia del Poder Judicial: en efecto, nunca dejó de ser parte central de esa justicia imaginaria, al servicio de unos cuantos, construida por el PRI y apuntalada por el PAN. Solo que la reforma no tiene como fin desterrar sus vicios o combatir su corrupción, sino arrebatárselas a quienes son tachados como adversarios (y, parecería, crearle un gigantesco distractor a su sucesora). A pocos días de abandonar el poder, AMLO ha conseguido todas sus metas: implantar un sistema muy cercano al que siempre echó de menos. No contento con ello, le ha añadido un perturbador elemento adicional: un sinfín de controles —en las Fuerzas Armadas, el partido y el Congreso— para acotar a su sucesora y una pretensión dinástica a la que ningún priista se atrevió. De nuevo: bajo su ficción ejemplarizante —qué agotadores han sido estos seis años de cotidiana superioridad moral—, lo que subyace, como quedó claro con la suma a Morena de los Yunes, es la más descarnada adicción al poder. Y, bajo los cotidianos ataques contra sus rivales, una lógica neoliberal y autoritaria basada en la disminución de la capacidad de acción del Estado y su sustitución por los designios del movimiento o del partido. Este es otro de sus trágicos legados: así como, a fuerza de simulaciones, el PRI aniquiló a la Revolución mexicana, López Obrador acabó con la izquierda y la transformó en algo muy similar al PRI que esta siempre combatió. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
20 septiembre, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en el periódico (20/09/2024) ♦ Mentiras y militares ♦ D urante mucho tiempo López Obrador fue un crítico persistente de la militarización. En 2010 declaró: “No es con el ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad. No podemos aceptar un gobierno militarista. No apostar a una república militar, sino civilista”. Dijo también: “Debe fortalecerse el poder civil con el establecimiento de la democracia. La solución no es la militarización”. Dos años después insistió: “El ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo. Es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo al ejército. Es una institución que debemos de cuidar todos, no socavar al ejército. Tenemos que ir regresando al ejército [a los cuarteles] en la medida que se va profesionalizando la policía”. Sus incondicionales “progresistas”, opuestos a los “conservadores” que buscaban la militarización, se unían a la causa con entusiasmo. Jesús Ramírez Cuevas, hoy coordinador de comunicación de Presidencia, declaró: “Porque van a querer usar el ejército ya como fuerza de seguridad policiaca en todas las labores que implica la seguridad pública y el control social. Eso tiene un nombre, se llama dictadura”. Citlalli Hernández escribió en Twitter en 2012: “Si AMLO fuera presidente retiraría el ejército en 6 meses de las calles. PRI y PAN se oponen. ¿en qué país viven eh?”. Manuel Bartlett, senador, afirmó en 2017: “La militarización no baja los niveles de violencia, los aumenta”. Mario Delgado, también senador, añadió: “Militarizar la seguridad pública es un cheque en blanco para la violación de los derechos humanos”. Ya en este gobierno tanto el presidente como sus allegados se han hecho bolas con sus posiciones. El 18 de diciembre de 2018 Tatiana Clouthier regañó en Twitter al académico Rodrigo Morales Elcoro cuando este la cuestionó por haber utilizado “como mantra terminar la ‘guerra’ durante la campaña” solo para aceptar una Guardia Nacional militarizada tras ganar la elección. Su respuesta: “Sí habló Andrés [Manuel] de una GN, mas no con mando militar. Hay q[ue] leer profundo p[ara] opinar, amigo”. La que no leyó profundo fue Tatiana. Este pasado 25 de abril, ya con la iniciativa de militarización lanzada, AMLO declaró: “Yo nunca dije eso”, que sacaría al ejército de las calles. Pero no solo lo dijo, sino que el 6 de septiembre de 2022 reconoció: “Cambié de opinión, ya viendo el problema que me heredaron”. Quizá la machincuepa más asombrosa la hizo la presidenta electa, Claudia Sheinbaum: “No es militarización. Militarización sería si quien dictara toda la política de seguridad fuera solamente el ejército, y no es así”. Según esto, las fuerzas armadas no son militares porque el comandante en jefe es civil. La militarización en la iniciativa, sin embargo, es muy clara. No solo adscribe la Guardia Nacional de manera permanente a la Secretaría de la Defensa, ya no a la Secretaría de Seguridad, sino que otorga a sus integrantes fuero militar. Da a la Guardia facultades para investigar delitos, le quita el carácter civil que tenía en el artículo 21 constitucional, le encarga a Sedena la formulación de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública y permite a la autoridad militar en tiempos de paz funciones sin conexión con la disciplina militar. ¿Qué hará ahora la Secretaría de Seguridad? Estamos viendo una completa militarización de la seguridad pública. Quienes la impulsan no tienen siquiera el valor de reconocerlo. Traicionan sus supuestos principios civilistas y humanistas mientras mienten descaradamente. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
19 septiembre, 2024
Genaro García Luna ha sido uno de los villanos favoritos del presidente. Una y otra vez lo ha presentado como ejemplo de corrupción y prueba de la relación del gobierno de Felipe Calderón con el narco. Ahora, el exsecretario de seguridad ha respondido con una carta manuscrita acusando a López Obrador y a sus operadores de tener vínculos con el crimen organizado.
Dice García Luna, preso en Estados Unidos por vínculos con el narco, que esta relación “es de conocimiento público”, pero esta es una base muy endeble para lanzar una acusación de tal magnitud. Señala con razón que los testigos protegidos que testificaron en su contra son los mismos que han involucrado a los líderes de la 4T. Tiene razón cuando dice que en su caso “los fiscales no presentaron ningún documento, fotografía, video, audio, registro de comunicación telefónica, documentos fiscales o financieros, cuentas bancarias, ni registro alguno de contacto con algún miembro del narcotráfico o su familia como lo señala el gobierno de México”. La acusación se fundamentó en una acumulación de testimonios. “Lo único que fue utilizado en el juicio para acreditar los delitos que me imputan fue información falsa proporcionada por el gobierno de México y los dichos de testigos con antecedentes criminales reconocidos y declarados por ellos”.
Pero si esos testimonios de criminales colaboradores son cuestionables en el caso de García Luna, o en el que se presentó contra el general Salvador Cienfuegos, exsecretario de defensa, igualmente son inválidos cuando inculpan a López Obrador o a sus allegados.
Yo no encuentro pruebas para concluir que López Obrador o Calderón hayan tenido alguna relación con el narco. Los testimonios de testigos comprados no solo no son convincentes, sino que en ocasiones resultan inverosímiles. Si García Luna hubiera sido juzgado por un juez, en lugar de un jurado, habría sido más difícil que se le declarara culpable.
El problema es que López Obrador da plena credibilidad a los testimonios cuando involucran a García Luna, pero no cuando se refieren a él o a sus aliados. Lo hace cegado por sus prejuicios o como una simple estrategia política. Ayer en su mañanera, de hecho, repitió la acusación de que un joven García Luna participó en el asesinato de Luis Donaldo Colosio por supuestamente haber protegido al “segundo tirador”. Quienquiera que conozca los expedientes, sin embargo, sabe que este supuesto tirador no pudo haber disparado a quemarropa contra el candidato porque no se encontraba cerca de él.
López Obrador ha sido sumamente descuidado en su manejo de temas relacionados con el narco. Haberse acercado a saludar a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue una imprudencia. Sus declaraciones de que hay que combatir al crimen organizado con “abrazos y no balazos” son una simple tontería, a las que la Secretaría de la Defensa no ha hecho caso. Ninguna de sus acciones, sin embargo, prueba que haya colaborado con el crimen organizado.
López Obrador ha sido sumamente descuidado en su manejo de temas relacionados con el narco. Haberse acercado a saludar a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue una imprudencia. Sus declaraciones de que hay que combatir al crimen organizado con “abrazos y no balazos” son una simple tontería, a las que la Secretaría El presidente tiene razón cuando reta a García Luna a presentar pruebas de su presunta colaboración con el narco. No las hay y difícilmente se encontrarán. Pero lo mismo puede responder García Luna a López Obrador. ¿Dónde están los videos o los registros telefónicos de llamadas o mensajes con el narco? Ni AMLO ni las fiscalías estadounidenses que lo procesaron en Nueva York los han presentado.
17 septiembre, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en el periódico (17/09/2024) ♦ Políticos tontos e inteligentes ♦ E n un sólo día llegaron comentarios con dos conceptos que renuevan la forma de ver la política. En uno de ellos una especialista, Erica Benner, afirma que para mantener la democracia, no debe existir una brecha de desigualdad acentuada. Los países más igualitarios y prósperos gozan de sólidas democracias: Suiza es un ejemplo. Pregunte a quien sea, incluso a personal del servicio exterior mexicano, quién es el presidente de Suiza y tal vez uno en 10 tenga la respuesta. Chat GPT da contestación: “El presidente de Suiza en 2024 es Viola Ahmed… su encargo termina el 31 de diciembre”. La presidencia de Suiza se rota entre los ministros y dura un año. El sistema democrático helvético es un canto a las instituciones y a la democracia. La confianza es tal que en los “cantones” o distritos políticos, hay votaciones a mano alzada. Hay una paradoja. Si es necesario ser igualitario para vivir en democracia, ¿qué es primero, vivir un autoritarismo igualador o una pobreza igualitaria? La respuesta es que los países latinoamericanos tienen que avanzar en igualdad de oportunidades y democracia. Otra idea vino de una española que vi por azar al navegar sin rumbo en alguna red social. Su tesis es aún más simple: no importa que el político sea de izquierda o derecha, sino que sea inteligente o torpe. Al leer la declaración de Ernesto Zedillo en el Congreso de la Asociación Internacional de Abogados, vimos de nuevo esa división con claridad. Zedillo por fin habló contra su costumbre de silencio respetuoso. Ante la destrucción del Poder Judicial, el expresidente, exaltado, describió el daño que sufrirá el país sin los contrapesos del PJ y los organismos autónomos. Describió con precisión el motivo: la venganza contra quien no se sometió a la voluntad del presidente. Por sus resultados, Zedillo es reconocido como el mejor mandatario que ha tenido México desde Lázaro Cárdenas. Su inteligencia no tuvo que ver con izquierdas o derechas, con ideologías revolucionarias o conservadoras. Fue y es un hombre pragmático que tuvo una ética personal y republicana como ninguno otro en tres generaciones. Honesto en lo moral y en lo intelectual, dejó un país en paz, con solidez macroeconómica, un crecimiento del 7% y con pleno empleo; accedió sin titubeos a la alternancia y respetó el voto mayoritario a pesar de que en el PRI lo querían linchar o tachar de traidor. Al paso del tiempo, su figura crece y sus palabras son de oro por escasas y valiosas. Frente a los personajes mesiánicos de hoy, frente a extorsionadores del Congreso, los traidores de la oposición, los ineptos y autoritarios, Zedillo es un gigante. Un intelectual preparado con un doctorado en Yale. Es un hombre surgido del empeño y el esfuerzo personal, reconocido y respetado en el mundo de la academia y la política internacional, puede pararse en cualquier lugar como el mejor representante de México. Por eso lo escogieron para dar el discurso más importante en la reunión internacional de abogados, sin ser abogado sino economista. Sería interesante conocer la opinión de Juan Ramón de la Fuente sobre el discurso de su exjefe. Él fue Secretario de Salud con Zedillo. A Zedillo, como a todos los mexicanos ilustrados e inteligentes, como a todos los que entienden el valor de un Poder Judicial independiente y los organismos autónomos para nuestra democracia, no pueden convencerlo de que esto puede durar ni prosperar. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
16 septiembre, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en el periódico (16/09/2024) ♦ El pueblo soy yo ♦ D ebe haberse sentido profundamente orgulloso. Una de las máximas alegrías de cualquier presidente es ondear la bandera nacional y repicar la campana de Dolores la noche del 15 de septiembre. El presidente López Obrador lo hizo por sexta y, quizá, última vez, después de haber humillado a críticos y rivales, y de haber centralizado el poder como nadie desde Porfirio Díaz. Quizá recordaba sus propias palabras: “La bandera es de todos, hasta de los traidores a la patria”. Si la mayor ambición de un político es llegar al poder y ejercerlo de manera absoluta, López Obrador debe estar satisfecho. El 1 de diciembre de 2018 tomó el mando de una democracia liberal, con división de poderes y contrapesos, pero en solo seis años la ha transformado, y no para bien. Entregará a Claudia Sheinbaum un país con un partido hegemónico y mayorías calificadas en las dos cámaras del Congreso, que permiten modificar la Constitución a voluntad. De cinco gobiernos estatales en 2018, Morena y sus aliados han pasado a 24. López Obrador, además, acaba de lograr la aprobación al vapor de una reforma judicial que sus seguidores le prometieron como regalo de fin de sexenio. Está eliminando la división de poderes y creando un nuevo poder judicial sometido al ejecutivo. Listas para aprobarse están otras 18 iniciativas, que van desde lo autoritario, como la eliminación de los órganos autónomos, hasta lo banal, la prohibición constitucional del vapeo. López Obrador está feliz, feliz, feliz. Ha conseguido el sueño de construir un Estado a su imagen y semejanza. Sus fanáticos le aplauden y gritan que “es un honor estar con Obrador”. Sus índices de popularidad se encuentran entre los más altos para cualquier presidente desde que tenemos encuestas, rebasado solo por Carlos Salinas de Gortari. Hay quien ha propuesto colocar su nombre en letras de oro en el Congreso capitalino. López Obrador piensa que ha logrado su “ambición legítima” de “pasar a la historia como un de los mejores presidentes de México”. El presidente ha rebasado las pretensiones absolutistas del Luis XIV, el Rey Sol de Francia, a quien se le ha atribuido la frase “El Estado soy yo” (en realidad, en sus Réflexions sur le métier de roi escribió: “El bien del Estado es la gloria del rey”). López Obrador se ha presentado, más que como la personificación del Estado, como el único representante válido del pueblo en nuestro país. Quienes tienen ideas distintas son “traidores a la patria”, “corruptos” y “enemigos del pueblo”. Su frase sería: “El pueblo soy yo”. El absolutismo de López Obrador ha inquietado incluso a algunos de sus simpatizantes de tiempo atrás. Hernán Gómez Bruera, comentarista de izquierda casi siempre cercano al presidente, escribió ayer: “Llevo varios días con una sensación de tristeza y desilusión; por momentos una sensación de culpa. Sé que tendrá consecuencias, pero no puedo dejar de decir que la madrugada del 11 de septiembre la 4T cruzó una línea que nos obliga a reflexionar si es que estamos ante el inicio de una deriva autoritaria”. Con una Guardia Nacional militarizada, un poder judicial en vías de ser reemplazado por jueces electos con candidatos propuestos por el gobierno y un Congreso supeditado al ejecutivo, hemos dejado atrás el México plural construido con gran esfuerzo a lo largo de décadas y que le permitió a López Obrador llegar al poder. Hoy él piensa que está concluyendo su mandato cubierto de gloria, como Luis XIV, pero para los mexicanos que creen en la democracia liberal y en los gobiernos limitados los festejos del presidente solo recuerdan que en el futuro habrá que hacer un esfuerzo muy importante para reconstruir un país de libertades y equilibrios de poder. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
Opinión
También 'carrancearon' a la ínclita "Ministra del pueblo" Sin rodeos Diego Fernández de Cevallos ...