|
D.n Armando Fuentes Aguirre escribió en el periódico (30/08/2024) ♦ El vicio de leer ♦ M is padres no me heredaron bienes materiales. Es una de las muchas cosas que les agradezco. Ambos tenían condición modesta: mi madre era maestra en un tiempo en que a los profesores se les llamaba “pobresores”; mi padre fue sencillo empleado de oficina. Con cuatro hijos, apenas había en casa lo más indispensable. No sé, entonces, cómo se las arreglaban para comprar un libro cada mes y para tener una suscripción del Selecciones, versión en español del Reader’s Digest. Así adquirí yo de ellos el único vicio impune que hay: el vicio de leer. Tal herencia es mejor que la de cosas. A mis padres debo mi ser; a un puñado de buenos maestros y maestras mi quehacer. Aquella revista que dije, el Selecciones, tenía un artículo permanente llamado “Mi personaje inolvidable”. Pues bien: uno de los personajes que están siempre en mi memoria y en mi gratitud es el señor licenciado don Felipe Sánchez de la Fuente, rector que fue de la Universidad de Coahuila. Me llamó, siendo yo jovencísimo, para ofrecerme el puesto de director de Difusión Cultural. Le agradecí la invitación, pero le dije que no estaba seguro de poder desempeñar el cargo. Me respondió con su usual tono oratorio: “¡Cómo no va a poder desempeñarlo, compañero, si nació usted en la calle de Santiago!”. Era la antigua calle de Saltillo donde él también nació. Gran orador fue don Felipe, en el estilo magnílocuo de Urueta o Castelar. Alguna vez, en San Luis Potosí, vi al público que llenaba el Teatro de la Paz ponerse en pie para ovacionar el discurso que pronunció ahí. Lo terminó con una frase lapidaria: “Para salvar a un México crucificado es necesario crucificarnos en él”. Tales palabras vuelven a tener aplicación en estos días oscuros, cuando nuestro país está siendo llevado al sacrificio por un hombre, Andrés Manuel López Obrador. Se empeña él en destruir los valores de justicia y democracia plasmados en una Constitución ahora amenazada por la obsesión dictatorial del cacique de la mal llamada 4T. Contra su reforma judicial protestaron estudiantes de la UNAM, a quienes calificó de engañados. ¡Y lo dice el más grande engañador que ha habido en México desde Antonio López de Santa Anna! Nuestro país, que aspiraba a ser un estado de derecho, va camino de ser en todos sentidos un estado de desecho, como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Y sin embargo jamás saldré de aquí. Seguiré la admonición de don Felipe, y acompañaré a la patria en su destino, por más aciago que sea. Me doy cuenta de que también yo estoy siendo magnílocuo, pero hay veces en que a la delincuencia política no se puede responder más que con grandilocuencia crítica. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
30 agosto, 2024
29 agosto, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en el periódico (29/08/2024) ♦ Pragmatismo y confianza ♦ E l gato negro y el gato blanco fueron la ilustración ideológica del pragmatismo de Deng Xiaoping. Ante la tara ideológica comunista de Mao Tse Tung en China, el dirigente tuvo una frase para definir las aspiraciones de su transformación: “no importa el color del gato sino que atrape ratones”. Todo líder político o empresarial debe pensar siempre si su estrategia funcionará, si el resultado de un cambio tendrá beneficios tangibles y positivos para su país u organización. Lo difícil es el balance porque no todo son gatos blancos y negros, ni todos pueden atrapar ratones cualquiera que sea su color. Intuimos que la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, hace cálculos cada hora, cada minuto sobre lo que conviene a ella y a su próxima administración sobre los cambios del Plan C. Por una parte no puede enfrentar en directo las propuestas de AMLO, su mentor, con otras distintas. Por otro lado, el costo político y económico de sostener las locuras dictatoriales de AMLO pueden crearle un arranque de sexenio terrible. Es demasiado inteligente para no saberlo; sus colaboradores cercanos también lo entienden, son viejos lobos de la política. El problema es sortear los próximos 32 días. Apenas cuatro semanas y media para tomar el timón del país y navegar hacia un destino distinto. Una pequeña muestra fue detener la votación de las reformas el próximo domingo primero de septiembre. Ante la turbulencia financiera y política generada por la reforma al Poder Judicial, Rogelio Ramírez de la O, el secretario de Hacienda, debió aconsejar que se parara el invento por la sangría e inestabilidad que genera todos los días. La mente científica de Claudia comprende los efectos nocivos internos y externos. En lo interno tiene a todo el Poder Judicial envalentonado, en paro y con una causa justa de su lado, con el apoyo de todos los gremios de abogados, universidades y la intelectualidad del país. Arrancar su mandato a gritos y sombrerazos solo produce desasosiego. El Banco de México da una señal de peligro al reducir el crecimiento esperado para este año y el que sigue. Si la tendencia de desinversión permanece, no habrá siquiera crecimiento y podríamos entrar en recesión. Por eso hay que tener confianza en el pragmatismo. Si la reforma se cumple como quiere AMLO, no habrá fuerza que detenga el deterioro. Así de simple. A la edad que tiene Claudia, debió desprenderse del dogmatismo ideológico. Su única pregunta debe ser: ¿Esto es lo mejor para México (el pueblo) o no lo es? ¿Nos ayudará a mejorar la impartición de justicia y la prosperidad económica del país? Podemos confiar en que ella tiene la respuesta correcta. ¿Qué puede hacer? Pedirle a Ricardo Monreal que detenga todo hasta que ella tome posesión. Luego discutir de nueva cuenta el proyecto para lograr uno que dé certidumbre a los trabajadores del Poder Judicial, a los inversionistas nacionales y a los ciudadanos. Seguro que no quiere un río revuelto sino una transición de terciopelo. Hay que tener confianza en ella hasta el final. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
28 agosto, 2024
|
D.n Armando Fuentes Aguirre escribió en el periódico (28/08/2024) ♦ Triste ♦ E stoy triste. No se me tome a mal esta declaración. Parece cosa impropia de un editorialista dar a conocer públicamente ésos que en otros ámbitos más líricos se llamarían “los sentimientos de su corazón”. Pero mis cuatro lectores son tan cercanos a mí, y tan bondadosos, que no dudo en compartir con ellos mis desolaciones y mis alegrías. Estoy triste porque veo que se derrumba la casa en que nací y donde he vivido y espero morir: México. La está destruyendo un hombre con delirios de grandeza rodeado de una corte de vasallos que en el fondo saben que las medidas que el caudillo dicta atentan contra la Nación, pero no se oponen a ellas por interés personal, y aun las aplauden servilmente. Desoyen, o escuchan con desdén, las voces razonables que se oponen a esas aberraciones, causantes de la ruina del país. Por eso miro con tristeza el aplastamiento de la Constitución, la defenestración de las instituciones autónomas, el trono en que se sienta el prepotente dictador sobre los escombros de la República. No hay hipérbole ni melodrama en lo que digo. Hay realidad. Lo admiten en secreto incluso los más untuosos aduladores del cacique. No ignoran que México va rumbo al abismo, y que en el próximo sexenio el autócrata seguirá mandando sobre la mandataria, atada por los dispositivos que urdió ese hombre, López Obrador, para seguir ejercitando su poder: la revocación de mandato y la amenaza de las fuerzas armadas, que no pertenecen ya a la patria, sino al hombre de la 4T, quien se adueñó de ellas otorgándoles corruptoras dádivas y concesiones fuera de la ley. De ahí mi tristeza, más propia de mi edad que la rabia o que la indignación. Muchas cosas le ha robado AMLO a este país: la democracia, la legalidad, el orden, la seguridad, la protección a la salud de sus habitantes, el derecho de los niños y jóvenes a una buena educación. A mí me ha robado la esperanza en un México mejor para mis hijos y mis nietos. Me ha arrebatado también una vejez tranquila, pues los días que me quedan serán ensombrecidos por ese maximato que ya nada ni nadie puede disfrazar. Estamos viendo el fin de la nación. Su ruina se consumará en septiembre, cuando la corte del monarca apruebe en el Senado la desquiciada iniciativa para hacer de la judicatura un zoco populista al servicio del Ejecutivo y de los delincuentes. Uno de sus pedestres cortesanos dijo que la reforma judicial es un regalo que le dan a López. Lo que en verdad le están entregando es el país. ¿No tengo entonces motivo para la tristeza?...◙ ⇧SUPRA⇧ |
27 agosto, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en el periódico (27/08/2024) ♦ Matar el mérito es una traición ♦ A un mes del final del mandato de López Obrador estamos cansados de tanto encono y división. El país marcha hacia el autoritarismo y de regreso a la histórica “dictadura perfecta” que bien definió Mario Vargas Llosa cuando el PRI era todopoderoso. Ese cansancio nace de la irracionalidad de un gobierno que no vio por la República, por el conjunto de ciudadanos, por el futuro de la nación. Desde antes de que iniciara el sexenio se impusieron decisiones que destruyeron y erosionaron el patrimonio nacional. El daño fue múltiple porque se comprometió la siguiente década con el diseño de un presupuesto insostenible, con obras de enorme despilfarro y el abandono de los pilares del futuro: dañaron la educación, la salud pública, la infraestructura, la seguridad, la confianza en la inversión y la impartición de justicia; el país, cansado, espera un cambio real. Bien lo sugiere el prestigioso diario The Washington Post en su editorial de ayer. Por la fatiga existe la tentación de capitular, de entrar al fatalismo y el abandono ante la impotencia de ver como se destruye lo que tantos años y esfuerzo costó construir. Sin embargo, las cosas pueden cobrar un giro inesperado. Los miembros del Poder judicial, a quienes se les quiere barrer por una venganza, pueden en su rebeldía, lograr que millones de mexicanos construyan un nuevo movimiento por la República. Un nuevo partido. Porque una cosa es la injusta repartición de curules en el Congreso y otra es la destrucción del Poder judicial independiente. El Poder Ejecutivo, aun en México, tiene límites. Si el gobernante no lo entiende, puede caer en el exceso. Cuando eso sucede, los pueblos se rebelan como hoy sucede en Venezuela. Sí, estos años han sido difíciles por la pandemia, la incertidumbre y la visión de un país que se consume a sí mismo, sin crecimiento y con grandes nubarrones en el horizonte. Lo peor, vemos que el capital humano de mayor mérito se tira por la borda para emplear a inempleables, a dóciles militantes del régimen cuyo único valor es la ignorancia leal. En nuestro suelo se escucha la bota militar como solución a todo. Un signo ominoso de quien gobierna, de quien juró nunca militarizar al país. El tamaño de la destrucción judicial lo conocen Ricardo Monreal, Olga Sánchez, Marcelo Ebrard, Mario Delgado. También Claudia, nuestra presidenta electa. Lo saben los gobernadores de Morena, los diputados y los senadores de todos los partidos. En vergonzosa hilera renuncian a sus principios, a sus conocimientos. Todos siguen el guion falaz de la mejora imposible en los juzgadores. Cualquiera que haya estudiado una carrera, no solo la de Derecho, entiende que la pérdida de la meritocracia es la derrota de un país. Veamos a Cuba, Nicaragua y Venezuela, hundidos en dictaduras que producen miseria y la pérdida de libertades. Si en México o en cualquier lugar del mundo no gobiernan los más preparados, los que lucharon por aprender, crecer y avanzar en la vida; los que tienen el mérito, las consecuencias serán fatales. Nadie permitiría que un enfermero o un camillero realizara una cirugía de un especialista. Nadie le encargaría el cálculo y el diseño de un edificio de 50 pisos a un pasante de ingeniería. Imaginen al PJ con puras Lenias Batres. Literalmente entramos al “desamparo” judicial. Eso lo saben en Morena, pero prefieren traicionar a la patria antes que alzar la voz. La historia los marcará para siempre si destrozan al PJ. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
26 agosto, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en el periódico (26/08/2024) ♦ Viejo revolucionario ♦ ¿Q ué pasó con el Andrés Manuel López Obrador que decía que iba a hacer una revolución pacífica? ¿El que protestaba contra las elecciones inequitativas de los ochenta y noventa y peleaba contra el partido hegemónico? ¿El que rechazaba la cláusula de gobernabilidad porque daba una sobrerrepresentación al PRI-gobierno en el Congreso? ¿El que aplaudía en 1997, como presidente del PRD, que con la reforma electoral de 1996 “no sólo dejó el IFE de depender de Gobernación, se cortó el cordón umbilical, sino que ya el órgano de dirección del IFE se formó tomando en consideración la opinión de los partidos de oposición”? ¿El que prometió al poder judicial “y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado”, al recibir la constancia como presidente electo del Tribunal Electoral en agosto de 2018, que “no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen”? En 2017 López Obrador declaró en Guadalajara: “No les va a funcionar su campaña de decir que soy como el finado Hugo Chávez o como Maduro”. Efectivamente, no les funcionó. Andrés Manuel fue electo presidente el 2 de julio de 2018. Chávez cambió la constitución de Venezuela en 1999, el año siguiente de su elección, y disolvió la Corte Suprema de Justicia para instaurar un Tribunal Supremo de Justicia completamente supeditado a su persona. López Obrador, en cambio, ha esperado hasta su último año de gobierno para hacer los cambios constitucionales que Chávez realizó desde un principio. Quizá la espera se debió a que en México había todavía una oposición y un poder judicial independiente que le rechazaron acciones y leyes inconstitucionales. Esto llevó al presidente a deplorar las decisiones de los jueces, a quienes advirtió: “y que no me salgan con el cuento de que la ley es la ley”. Anunció en 2023 que propondría ministros de la Suprema Corte absolutamente obedientes a sus órdenes: “Voy a empezar a ver a quien propongo, a ver si tengo suerte y le atino, porque he propuesto cuatro y dos salieron ‘conservas’”. Por eso nombró directamente, sin molestarse siquiera por lograr la aprobación del Senado, a Lenia Batres, una incondicional. Pero ya ni siquiera eso es suficiente. López Obrador decidió cumplir su amenaza del 1 de septiembre de 2006: “Ya decidimos hacer a un lado esas instituciones caducas que no sirven para nada e impulsar una revolución de las conciencias para que el pueblo decida. ¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!”. Como presidente ha maniobrado con paciencia para colocar a incondicionales en organismos del Estado, como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral, con el fin de eliminarlos. El INE ya le ha aprobado una mayoría calificada en la Cámara de Diputados, a pesar de una reforma electoral que él mismo apoyó en 1996 para hacerlo supuestamente imposible. En el Tribunal Electoral tiene asegurada una mayoría leal de tres votos contra dos, para lo cual ha impedido el nombramiento de los dos nuevos magistrados que ordena la Constitución. Con su mayoría calificada el presidente tiene ya el poder de hacer lo que quiera con la Constitución y las leyes. Es un retorno a los tiempos del partido hegemónico. Si quisiera, podría cambiar la Constitución para permitir su reelección, como hizo Chávez, pero ha preferido dejarle el poder a otra incondicional, que si cambia de rumbo tendrá que enfrentar una revocación de mandato. Desde 1997 hemos tenido alternancia de partidos en el poder, una judicatura independiente, organismos reguladores autónomos y una discusión intensa y relevante en el Congreso. Todo eso terminará a partir de este 1 de septiembre. Regresaremos a un sistema de partido único y a una presidencia con poderes absolutos. Andrés Manuel ha pasado de revolucionario a opresor. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
25 agosto, 2024
|
D.n Gabriel Zaid escribió en (25/08/2024) ♦ Frente a la violencia ♦ L a violencia es milenaria, pero no insuperable. Konrad Lorenz (Sobre la agresión: el pretendido mal) cree lo contrario, que la agresión es inseparable del mundo animal, al cual pertenece la especie humana. Pero la evolución no es uniforme en todas las especies. Los elefantes han llegado a desarrollar sentimientos de duelo por la muerte de uno de los suyos. El lobo ha llegado a ser el mejor amigo del hombre. El hombre pasó de la evolución biológica a la histórica. Históricamente, la violencia humana ha ido perdiendo prestigio. Ejemplo mínimo: “La letra con sangre entra” fue una máxima pedagógica respetable, y dejó de serlo. Ejemplo máximo: la guerra, que hasta principios del siglo xx tenía el prestigio de lo heroico y glorioso, se desprestigió con las nada heroicas armas químicas y atómicas, y con la violación del tabú: “No matarás a la población civil”. La violencia tuvo prestigio y lo ha ido perdiendo, porque es una regresión al mundo animal y a los espectáculos crueles como diversión. El festejo romano de la violencia gladiatoria fue política oficial (dar al pueblo “pan y circo”), hasta que se volvió inaceptable. No ha desaparecido el trato abusivo a los hijos, los menores, las mujeres, los subordinados, los inmigrantes, los vencidos. Pero ya no es fácil encontrar leyes que lo autoricen. El progreso moral es un hecho histórico. Hay que violencia. Es fácil o difícil, según el tipo de violencia. 1.- La violencia contra mujeres y menores es abominable, pero su carácter íntimo dificulta la intervención. La iniciativa tiene que partir de las víctimas. Preventivamente, lo ideal sería educar a las jóvenes en una actitud de “tolerancia cero”: al primer golpe, se acaba la relación. Una vez que la víctima acepta convivir con un cobarde prepotente, la tolerancia se vuelve complicidad. No queda más salida que escapar con los hijos, si éstos no escapan antes a la calle. Hacen falta refugios transitorios para mujeres y niños. Y en los casos de infanticidio o feminicidio, facilitar legalmente la intervención de los deudos para que denuncien y presionen por el castigo. También hay que ridiculizar la prepotencia y el machismo. En la tradición de que sólo el Estado tiene derecho a matar, la víctima es un daño colateral, por lo general desatendido, puesto que la verdadera “víctima” es el Estado. 2.- La delincuencia organizada es otro caso difícil, por una razón distinta: porque se parece mucho al Estado. Tiene éxito al imponer el monopolio de la violencia en un territorio, que considera suyo y disputa con los entrometidos. Tiene quizá 175,000 personas ocupadas en México (Science, 21 Sep. 2023). No es fácil enfrentar ese ejército, que ya está en casa. Hay que combatir legalmente a sus proveedores de armas y vigilar las aduanas. Hay que concentrarse en los municipios más fácilmente recuperables del control narco. 3.-Lo más fácil de todo es quitarles el control de las prisiones federales. Son focos de violencia, injusticia, inseguridad, asaltos, golpizas, robos, extorsiones, torturas, violaciones, asesinatos, motines y fugas. Pero ocupan un territorio mínimo, cerrado y fácilmente controlable. Transitoriamente, deberían quedar a cargo de la Guardia Nacional. Una vez saneadas, las entregaría a Gobernación, sin llevarse al personal que tomó el control: volviéndolo civil. Con cárceles dignas de un Estado de derecho, habría una buena base en la lucha contra la violencia. Además, destruiría la industria de la extorsión telefónica, que opera desde las cárceles. 4.- El alumbrado público, las cámaras de seguridad y las patrullas han demostrado su eficacia para reducir el crimen en las calles. El recurso preventivo fundamental es el alumbrado. Aprovechándolo, las cámaras permiten pasar de la prevención a la intervención, cuando la violencia se produzca, avisando a las patrullas. Hace falta, además, una estrategia conjunta de las acciones federales, estatales y municipales contra la delincuencia. 5.- Garantizar la seguridad de la población no es uno de los servicios del Estado, es su razón de ser. Si no hay seguridad, no hay Estado. Según el Fragile States Index 2024, Noruega es el Estado menos frágil del mundo (lugar 179), Somalia es el más (lugar 1). México ocupa el lugar 83, el punto medio entre los Estados fallidos y los Estados fuertes. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
24 agosto, 2024
|
D.n Jorge Volpi escribió en (24/08/2024) ♦ Autosabotaje ♦ M enos del 0.5 por ciento. Lo repito: menos del cero punto cinco por ciento. Ese es el margen de éxito de nuestro sistema de justicia penal. Dicho a la inversa, su ineficacia es de más del 95 por ciento. Más del noventa y cinco de impunidad. Y eso solo corresponde a los delitos que se denuncian ante las autoridades, no de aquellos que se cometen, los cuales se multiplican por diez. Como muchos otros analistas que han buceado en los datos, no me he cansado de denunciar que, al menos en materia penal, en México la justicia no existe. Somos un Estado fallido incapaz de proteger a sus ciudadanos: nuestro modelo está jurídicamente mal diseñado, sus incipientes mejoras —como el sistema penal acusatorio— han sido mal implementadas, la corrupción sigue instalada en todos sus niveles, la intromisión de la política y del crimen es sistemática, su profesionalismo es mínimo y aquellos que tienen poder —o dinero— siempre se salen con la suya. Y ello en un país con cientos de miles de muertes violentas, desapariciones, violaciones y secuestros. Así que esta no es —no podría ser— una defensa del Poder Judicial, ni federal ni local, puesto que son parte integral de esta catástrofe humanitaria. Sin duda, este es el sistema creado por el PRI que el PAN se limitó a preservar. Por más que haya impecables jueces de carrera que se juegan la vida, literalmente, para tratar de hacer justicia frente a un sinfín de amenazas y riesgos personales, también hay, por doquier, miles de funcionarios toscos y cerriles, obsesionados con aplicar al pie de la letra leyes absurdas, enrevesadas o contradictorias, que no hacen sino poner en duda a los juzgadores en su conjunto. Nada necesita más el país, nada, que una reforma drástica de todo el sistema de justicia, no solo del Poder Judicial, que incluya a los ministerios públicos, las fiscalías, las policías y los peritos. Durante seis años, la 4T tuvo todas las posibilidades —y la legitimidad— para emprender esta urgente tarea, una de sus mayores promesas de campaña, en un país desangrado y sin acceso a la verdad. En vez de siquiera intentarlo, López Obrador tuvo otras prioridades, entre las que incluyó, de manera significativa, la militarización obsesiva de la seguridad pública y la ampliación de la prisión preventiva oficiosa: dos grandes traiciones a la agenda progresista y dos elementos que han hecho aún más violatorio de los derechos humanos nuestro mermado sistema de justicia. Y ahora, a un mes de abandonar la silla presidencial, se apresta a cumplir su último capricho a sabiendas de la crisis política que le heredará a su sucesora: una reforma que, centrada en la elección por voto popular de los juzgadores, no solo no mejora en nada el sistema —no ayudará en nada a acabar con la impunidad— sino que creará un sinfín de problemas y conflictos adicionales, mermará todavía más la integridad e independencia de los jueces —y su profesionalismo— y a un costo elevadísimo. En resumen: una de las acciones más torpes, personalistas, autoritarias y absurdas tomadas por Presidente alguno, lo cual lo hermana con las peores medidas de López Portillo o Calderón. Un descarado sabotaje al llamado segundo piso de la 4T, encabezado por Claudia Sheinbaum, a quien le corresponderá dispararse en el pie una y otra vez durante su primer año de gobierno solo para satisfacer la vanidad y las ansias de venganza de López Obrador. A veces, sometidas a una polarización extrema y a un puro juego emocional, las naciones son capaces de tomar las peores decisiones posibles y obrar en contra de sus propios intereses: el Brexit es un caso paradigmático. México está a punto de cometer una locura semejante: volverá legal la militarización, ampliará el catálogo de la prisión preventiva oficiosa —un régimen teóricamente de izquierda se decantará por una medida de ultraderecha, propia de Bukeley— y se embarcará en una procelosa y artificial reforma que debilitará aún más su pobre sistema de justicia. Y ya nada —ni siquiera el interés de la propia Sheinbaum— parece capaz de detenerla. ◙ ⇧SUPRA⇧ |
23 agosto, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en (23/08/2024) ♦ El horror de una estampida ♦ E n una estampida ninguna fuerza puede detener a quienes corren de un peligro real o imaginario. Sucede con búfalos, caballos y hasta con los inversionistas cuando hay gran incertidumbre sobre sus valores. Eso puede suceder en los próximos días sin que nos demos cuenta cuándo comienza. Es curioso cómo los fenómenos de percepción en la fauna son parecidos a los humanos. El miedo colectivo se apodera del sentimiento de un grupo y la huida llega a tropel. Las condiciones de percepción del país se deterioran deprisa con una devaluación del 15% en apenas unas semanas. El termómetro del miedo es el precio del dólar. Morena, al actuar en forma irracional e irresponsable con la idea de desechar el actual Poder Judicial, pone los pelos de punta a inversionistas, ahorradores, empresarios y fondos extranjeros que hace unos días tenían confianza. Si el dólar rompe la barrera psicológica de los 20 pesos, podríamos tener una estampida en la que debiera intervenir el Banco de México. El problema es la confianza. Muchas veces se rompió en el pasado cuando los gobernantes tomaron decisiones erróneas, por no decir estúpidas. Luis Echeverría rompió el cochinito, hizo que el Banco de México (sin autonomía) imprimiera dinero para financiar el déficit público. El peso reventó de 12.50 a 17 pesos en una jornada. Con José López Portillo el problema se amplió. La estatización de la banca rompió la poca confianza que quedaba. Vino el control de cambios, los mexdólares y el país sufrió un sexenio de estancamiento con Miguel de la Madrid. Carlos Salinas de Gortari fue un mago al recuperar la confianza y el entusiasmo por invertir en un México que abrió las puertas al mundo. Pero se equivocó también al final del sexenio. Cuando mataron a Luis Donaldo Colosio no devaluó el peso y entregó una bomba que explotó en manos de Ernesto Zedillo. En 1995 sufrimos terribles consecuencias, pero, gracias al talento del presidente, el país reencontró el orden administrativo y de nuevo el crecimiento. Entregó magníficas cuentas con un año 2000 que creció al 7% y sembró la estabilidad macroeconómica por más de dos décadas. Eso se puede perder en pocos días. Los fines de sexenio son nerviosos, la gente espera a ver las cartas del nuevo gobernante y su equipo. El discurso de arranque es fundamental. En los 38 días que faltan para que se vaya López Obrador pueden suceder muchas cosas desagradables. Con un Poder Judicial acosado, insultado y en vía de extinción; con la sensación de que regresamos a la “dictadura perfecta” pero recargada, las condiciones de riesgo aumentan aceleradamente. Cómo un banco puede financiar un gran proyecto de cientos o miles de millones de pesos si no tiene la certidumbre de que habrá un sistema judicial que haga respetar los contratos, que garantice la legalidad y la justicia en caso de incumplimiento. El dinero empieza a reducir su velocidad de circulación, la economía se enfría, viene una recesión. La nueva presidenta puede arrancar con el viento en contra, por no decir con el pie izquierdo. Escuchamos a nuestro alrededor voces de nerviosismo que preguntan una y otra vez: ¿qué sucederá? La solución será que paren el ferrocarril de malas decisiones antes de que caiga en un abismo. Lo mejor: detener en seco la sobrerrepresentación en el Congreso. Eso nos mantendría a salvo de esta locura. ⇧SUPRA⇧ |
22 agosto, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en (22/08/2024) ♦ Sin contrapesos ♦ L ópez Obrador casi ha logrado su objetivo. El propósito era destruir el sistema democrático surgido de las reformas electorales, políticas y judiciales de los noventa que dieron lugar a un Estado con contrapesos y que permitieron la alternancia de partidos en el poder. Quería regresar a los tiempos del partido hegemónico en el que creció, a cuyas filas se integró y que nunca dejó de admirar. El Instituto Nacional Electoral discutirá este viernes un dictamen que reparte diputaciones plurinominales de acuerdo con la interpretación de Morena del artículo 54 de la Constitución. Se espera que los partidos del gobierno obtengan 364 diputados de 500, 73 %. Esto les dará la mayoría calificada para cambiar la Constitución de manera discrecional, tal y como lo hacía el PRI hasta 1988. Si el presidente quiere borrar derechos fundamentales, lo podrá hacer. López Obrador tiene otros datos. Ayer afirmó que el pueblo votó “pensando que era necesario modificar leyes, hacer reformas a la Constitución, para devolverle a la Constitución su origen popular, su origen auténticamente democrático”. Ahora bien, es cierto que Claudia Sheinbaum obtuvo 60 por ciento de los votos para la presidencia, pero Morena y sus satélites solo lograron 54 por ciento para el Congreso. No es realmente un mandato para poner fin al régimen democrático en que ha vivido nuestro país, pero para AMLO todo vale con el fin de regresar al paraíso que recuerda cuando el PRI gobernaba sin oposición. López Obrador ha ejercido el poder con mayor discrecionalidad que cualquier presidente desde José López Portillo. No solo ha dominado el ejecutivo, sino que ha tenido mayorías absolutas en el Congreso. Pero esto no la ha dejado satisfecho. Hoy quiere eliminar los organismos autónomos, tener mayorías calificadas en las dos cámaras del Congreso, y, sobre todo, acabar con la independencia del poder judicial para que los jueces no le salgan “con el cuento de que la ley es la ley”. Las instituciones financieras ya han empezado a advertir sobre las posibles consecuencias que tendrían la mayoría calificada en el Congreso y las reformas que el presidente ha impulsado de manera apresurada, las cuales, como ha señalado Fitch Ratings, “pueden afectar negativamente la calidad institucional y los controles y contrapesos de México”. Morgan Stanley, un banco de inversión, ha bajado la recomendación a los valores mexicanos y ha señalado que “reemplazar el sistema judicial debería aumentar las primas de riesgo de México y limitar las inversiones de capital. Eso es un problema ya que el nearshoring está alcanzando cuellos de botella clave”. El Departamento de Estudios Económicos de Citibanamex ha apuntado que los mercados parecen subestimar las “graves implicaciones” de la sobrerrepresentación y la reforma judicial, que “podrían suponer la cancelación de la democracia liberal, asentada en el estado de derecho y regida por el cambio electoral periódico de gobiernos mayoritarios y sólidamente contrapesados”. El peso, que registró un valor de 0.0557 dólares el 22 de julio, se encontraba ayer a las 13:30 horas en 0.0517 (Bloomberg); es una depreciación de 7.2 por ciento en apenas un mes. La concentración del poder en manos del ejecutivo está generando preocupación entre los inversionistas. Sheinbaum declaró ayer que “quizá están mal informados; vamos a tener un mejor sistema de justicia, sus inversiones estarán mejor resguardadas”. Pero es falso. Cuando todo el poder de un país se concentra en unas solas manos, cuando desaparecen los contrapesos al poder, el poderoso puede cambiar las reglas cuando quiera y afectar a quien sea. ⇧SUPRA⇧ |
21 agosto, 2024
|
D.n Sergio Sarmiento escribió en (21/08/2024) ♦ Al autoritarismo ♦ C uando ganó la elección presidencial del 2 de junio Claudia Sheinbaum declaró: “Concebimos un México plural, diverso y democrático. Sabemos que el disenso forma parte de la democracia, y aunque la mayoría del pueblo respaldó nuestro proyecto, nuestro deber es y será siempre velar por cada una y cada uno de los mexicanos sin distingos”. Tres semanas después, el 25 de junio, afirmó sobre la reforma judicial: “Siempre estamos abiertos al diálogo, pero por eso está abriéndose un espacio de discusión, de propuestas, porque es ahí donde se va a decidir”. Estas palabras de tolerancia se han marchitado con rapidez. La presidenta electa hoy repite constantemente las posiciones de un presidente López Obrador empeñado en castigar al poder judicial por haber invalidado iniciativas y medidas violatorias de la Constitución y de las leyes. Tras rechazar la posición del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en torno a la sobrerrepresentación legislativa, el presidente mintió al decir que lamentaba que esta organización “esté pidiendo que se viole la Constitución. Es mucha prepotencia que los que se sienten dueños de México quieran tener a sus pies a jueces, magistrados y ministros”. Sheinbaum afirmó a su vez sobre la reforma judicial: “No hay que tenerle miedo a la democracia”. En realidad, hay que temer a la posible extinción de la democracia con la eliminación de un poder judicial autónomo. Anne Applebaum, la escritora estadounidense-polaca, ha meditado sobre este tema en El ocaso de la democracia, en el cual desmenuza “el atractivo seductor del autoritarismo”. Describe, entre otras cosas, por qué los políticos que llegan al poder por las urnas, pero que pretenden construir regímenes autoritarios, buscan acabar con la independencia de los jueces. “El político iliberal quiere minar los tribunales para darse más poder. Pero necesita también a gente que pueda usar un lenguaje legal refinado, gente que pueda argumentar que violar la constitución o torcer la ley es la forma correcta de actuar”. Applebaum ofrece en su texto una descripción principalmente de la Polonia autoritaria, pero el político iliberal se da también en otros países en los que gobernantes de talante autoritario han llegado al poder por medios democráticos. Ha sido el caso, por ejemplo, de la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, o de la Nicaragua de Daniel Ortega. Hoy el presidente de México ha emprendido el mismo camino con una iniciativa que busca destruir la autonomía judicial. Que López Obrador pretenda acabar con un sistema de justicia que, pese a sus defectos, ha sido independiente en los últimos años, no sorprende. Ya en 2006 anunció que mandaría “al diablo. sus instituciones”. Ayer se lanzó nuevamente contra quienes quieren evitar la sobrerrepresentación del gobierno en el Congreso y dijo que solo buscan proteger la corrupción. Que lo haga él es natural, pero en el caso de Sheinbaum es más preocupante: AMLO ya se va, ella se queda. La calificadora Fitch ha advertido sobre los problemas que enfrentará Sheinbaum en su gobierno. Uno de los principales será la deuda, no solo la gubernamental, sino también la de Pemex, la otra es la incertidumbre generada por el golpe contra el poder judicial. Un gobierno autoritario, sin jueces independientes, puede ser eficaz, pero la falta de contrapesos genera temores entre los inversores. Un régimen de partido único sin un poder judicial independiente no es de fiar. ⇧SUPRA⇧ |
20 agosto, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en (20/08/2024) ♦ ¿Quién mandará? Sigue la pregunta ♦ S iempre que hay un cambio de sexenio llega un viento de esperanza, con la ilusión de que los siguientes años serán mejores. Hace seis años teníamos la esperanza de que el país podría cambiar. Sobraron las promesas de institucionalidad, de respeto a los tres poderes, de combate a la corrupción y dar prioridad a los pobres. También existía la promesa de reducir la violencia a través de un cambio en los problemas de la base social de jóvenes y adultos mayores. Cuando López Obrador decidió destruir el aeropuerto de Texcoco todo cambió. La esperanza vino a menos, el crecimiento se estancó en 2019 y no lo hemos recuperado por la pandemia y, por qué no decirlo, la división generada desde Palacio. Claudia Sheinbaum también genera esperanza. Primero la de unirnos, la de ser presidenta de todos los mexicanos y la de encaminar al país de nueva cuenta al crecimiento, sin el cual no habrá futuro. Los especialistas dicen que las finanzas públicas están comprometidas, que el déficit fiscal del 6% no es sostenible y que no será ella quien gobierne sino AMLO. Soñemos que no será así. Por el gabinete que integró la doctora Sheinbaum, podemos creer en una mayor capacidad de comprender la realidad nacional y global. Un ejemplo de ello fue la presencia de Marcelo Ebrard en la feria del calzado SAPICA. Los empresarios que convivieron con él quedaron impresionados de la capacidad y conocimientos del ex canciller. México vive hoy del comercio internacional, del T-MEC, de la inversión extranjera. Ebrard deberá ser una buena influencia para la presidenta desde la Secretaría de Economía. Juan Ramón de la Fuente es otro funcionario de primer nivel. Tuvo una buena actuación como secretario de Salud en tiempos de Ernesto Zedillo, luego domó la UNAM cuando fue su rector. Es un hombre respetado. En la representación de México ante la ONU tuvo una posición firme en contra de Rusia por la invasión de Ucrania y actuó muy bien cuando el país estuvo en el Consejo de Seguridad. Su consejo será indispensable para llevar la mejor relación posible con EEUU y desprendernos de la cercanía con las dictaduras latinoamericanas. Tendrá que lidiar con Maduro y el conflicto con Ecuador. La caída de Miguel Díaz-Canel seguirá a la de Maduro. Pero lo importante es nuestra frontera norte. Si queremos prosperar no hay de otra que seguir abiertos al mundo, aprovechar nuestra posición estratégica y atraer toda la inversión extranjera que podamos. Por fortuna la presidenta entiende de números y escuchará a Rogelio Ramírez de la O. Uno de los mejores funcionarios del actual sexenio. La decisión de su permanencia fue buena para los mercados. El primer tema grave del arranque será el del Poder Judicial. Si Morena se empeña en legislar para engullir ese Poder, creará una desestabilización política sin precedentes. Por lo que vemos los ministros, magistrados, jueces y funcionarios no están dispuestos a entregarse sin dar una buena lucha. La presidenta está entre la espada y la pared. Si le da gusto a AMLO, tendrá un grave conflicto. La solución está en lo impensable. Que gobierne desde el primero de septiembre, no de octubre, que convenza a su partido de tomarse las cosas en calma para, entonces sí, llegado el primero de octubre, replantear una reforma racional al Poder Judicial sin quitarle independencia y seguridad jurídica al ciudadano. Faltan dos semanas para verlo. ⇧SUPRA⇧ |
19 agosto, 2024
|
D.n Enrique Gómez Orozco escribió en (19/08/2024) ♦ Lecciones ♦ J usto hace seis años tuvimos la oportunidad de viajar a Singapur con el entonces gobernador electo Diego Sinhue Rodríguez y un grupo de colaboradores. Diego había comentado antes de la elección que le gustaría conocer la isla y su desarrollo. La intención se cumplió con magníficas lecciones de buen gobierno preparadas por una agencia independiente del gobierno de Singapur. La “Empresa de Cooperación de Singapur” (Singapore Cooperation Enterprise) dedicada a atender a países y organizaciones extranjeras que quieren llevar a sus instituciones las mejores prácticas de su gobierno. Como el éxito atrae atención, múltiples países y estudiosos de todo el orbe llegan a la isla para preguntar cómo seguir sus pasos. El gobierno creó la agencia que aprovecha la experiencia y capacidad de ex funcionarios para atender esa demanda. Cobran por el servicio personalizado pero no es caro si se siguen los consejos. Singapur creció al 8% anual promedio durante cuatro décadas y se convirtió en un país del primer mundo en una generación. Fuimos a ver de primera mano la sorpresa misma que experimentan todos sus visitantes: seguridad plena; honestidad en el gobierno; funcionarios bien pagados y de conducta ejemplar; transparencia en las cuentas públicas, meritocracia y, claro, mano de hierro ante el tráfico de drogas, armas o dinero. Pero esa historia que es interminable no es el tema sino lo que sucedió después. Diego comprendió que el futuro está en la mente de sus habitantes: educación, tecnología, inversión pública y privada, salud e infraestructura. La idea era modernizar la administración pública para cumplir con las expectativas de un estado que iría a contracorriente del modelo 4T. Lo más importante, sin embargo, era detener la violencia en el terruño. Con Miguel Márquez Márquez el deterioro había crecido al quintuplicarse los homicidios dolosos al pasar de 400 al año en tiempos de Juan Manuel Oliva, a más de 2200 en 2017. Singapur tiene una gran virtud, cuenta con una de las policías más preparadas, motivadas y competentes de Asia. Un solo detalle pinta el interés por la seguridad: al 2023 contaban con más de 90 mil cámaras en la pequeña isla de 729 kilómetros cuadrados (70% del territorio del municipio de León). La meta son 200 mil. A los ciudadanos no les importa que los vean en todas partes mientras se sientan y estén seguros las 24 horas del día. Diego planeó un “golpe de timón” para cambiar el rumbo del fracaso que había sido el sexenio de Miguel Márquez en seguridad. Un reto formidable porque el huachicol, el tráfico de drogas y la extorsión atrajo a muchos competidores de esos mercados ilícitos. Una guerra entre cárteles cobró vidas como nunca en nuestra historia. Para muchos observadores y críticos del gobierno, había que cambiar a quienes llevaban muchos años en la prevención del delito y en la procuración de justicia, Alvar Cabeza de Vaca y Carlos Zamarripa. El presidente López Obrador fue el más duro crítico aunque buena parte del problema fue la política de seguridad nacional de “abrazos y no balazos”. Hoy, la cifra terrible de 10 homicidios diarios, en promedio, se ha mantenido durante los últimos meses. En 2023 el INEGI reporta más de 3 mil 700 homicidios en Guanajuato. Daniel Seah, representante de la SCE, no quiso entrar en temas de seguridad porque lo suyo era el desarrollo económico. Guanajuato tendría que buscar en otro lugar recomendaciones para recuperar su paz. ⇧SUPRA⇧ |
18 agosto, 2024
|
D.n Enrique Krauze escribió en (18/08/2024) ♦ Contra el desánimo ♦ A nte la batalla cívica del pueblo venezolano que después de 25 años de dictadura lucha con la vida por la libertad, avergüenza el desánimo de la oposición en México. La hazaña que encabeza María Corina Machado debería bastar para sacar a la “Marea rosa” a las calles en defensa de las instituciones de la república que en estos días se nos van de las manos y que costará una generación recobrar. Pero, aun si ese ejemplo evidente y ese inminente peligro no mueven a los opositores desencantados, una sola cifra debería bastar para animarlos, no a la “brega de eternidades” que predicaba Manuel Gómez Morin, sino a la brega de hoy y de mañana: el 40% de los ciudadanos mexicanos que votaron, lo hicieron por la oposición. La ciudadanía, cuyo voto se dispersó en la oposición pero creyó en el liderazgo (ganado a pulso) de Xóchitl Gálvez, es la primera que debe despertar del letargo. Necesita estructurarse, definir su misión y estrategia, formular su oferta integral para el siglo XXI. Recorriendo los caminos del país, Xóchitl deberá inspirar, convocar y descubrir nuevos liderazgos. Logró convocar la esperanza frente a una alevosa elección de Estado y sin el apoyo de los mezquinos partidos. Ahora debe fundar uno nuevo. Si Gómez Morin atestiguara hoy los números del PAN, el desánimo le parecería lamentable. Tardó doce años en fundar el PAN. A partir de 1939, su partido contendió logrando un éxito mínimo. No se desanimó. A su muerte, en 1972, el PAN atravesaba una crisis tan profunda que en 1976 no presentó candidato a la presidencia. ¿Cuánto tiempo duró hasta que se le reconociera la primera gubernatura? ¡Cincuenta años! Esas sí eran “bregas de eternidades”. Esta no es la situación actual del PAN. Obtuvo 9,644,918 votos, mantiene una marca legítima a la que han dañado, sin duda, los errores diversos de sus dos administraciones de 2000 a 2012 y los de su dirigencia. Su pecado mayor: voltear la espalda a su propio origen que buscaba ante todo formar ciudadanía. Pero los votos potenciales están ahí, en espera de un liderazgo renovado y joven, una propuesta que combine ideas nuevas con principios antiguos y, sobre todo, una apertura sustancial y creíble a la ciudadanía. Las perspectivas del PRI son distintas, no solo por los escándalos que han envuelto a su dirigente sino por los saldos negativos (ya irreversibles) que ha dejado en la conciencia pública su pasado desde el 68. Había mucho que reivindicar del legado del PRI. Después de todo, era el partido de Calles y Cárdenas; el partido que dio estabilidad, paz y desarrollo al país por largas décadas. En los ochenta, era el partido de Reyes Heroles, Cuauhtémoc Cárdenas y Muñoz Ledo. ¿Qué necesitaba Peña Nieto para reivindicar a su partido? En esencia: sensibilidad popular y rectitud de gestión. Careció de ambas. ¿Hay salida para el PRI? Obtuvo 5,736,759 votos, que son poquísimos, pero algo son. Cuenta con miembros valiosos y experimentados pero han sido absurdamente marginados. Conserva algunos bastiones geográficos. Pero es tarde para refundarse, para cambiar de siglas, idear programas, renovar cuadros. Así se pagan los errores históricos. Movimiento Ciudadano obtuvo 6,204,710 votos, resultado nada despreciable para un partido relativamente nuevo. Habría conseguido más de no ser por las pifias de algunos políticos jóvenes que confundieron la popularidad mediática y el interés pecuniario con la vocación política. Pero hay madera en otros, ciertas ideas novedosas y vocación probada. Si su líder vitalicio renuncia a serlo, MC puede tener futuro. El PRD obtuvo solo 1,121,020 votos y perdió el registro. Su derrota se explica: nacieron y vivieron bajo la sombra de dos líderes únicos: Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador. Al primero nadie podrá regatearle haber unificado a las izquierdas. Pero ese capital se perdió cuando AMLO puso casa aparte y (en una actitud muy suya) abandonó al partido que lo había acompañado y encumbrado. Y sin embargo, el PRD (sus dirigentes, miembros y simpatizantes) no carga con el desprestigio del PRI o el deterioro del PAN. Incorporándose a una corriente o un partido nuevos, la izquierda (la verdadera, no la autocrática, ahora en el poder) puede recomponerse. La tarea es enorme pero prolongar el desánimo equivale a entregar el país, ya de manera permanente, al actual régimen que ha destruido el entramado institucional de México. Urge protestar contra las reformas anunciadas. Urge prepararnos para las elecciones de 2027 y 2030. Urge despertar. ⇧SUPRA⇧ |
Opinión
También 'carrancearon' a la ínclita "Ministra del pueblo" Sin rodeos Diego Fernández de Cevallos ...