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Consejo en vez de elogio
Jorge Suárez-Vélez
Periódico AM (León)
22 | marzo | 2025

La presidenta Sheinbaum enfrenta una trifecta de crisis, cada una le quitaría el sueño a cualquier mandatario, por diestro que fuese. La primera es importada. Tras 30 años de integración económica norteamericana, Donald Trump torpemente demuele el acuerdo que permitió integrar cadenas de suministro para que nuestras manufacturas compitieran con las de Asia. Las otras dos son Hechas en México. Dejamos de crecer por la pésima asignación de recursos públicos, acompañada por la devastación intencional de instituciones y de nuestro —de por sí frágil— Estado de derecho. Le quitaron certeza jurídica a inversión privada que nos urge. La tercera se debe a la permisividad —¿o alianza?— de la 4T con organizaciones criminales, que inciden cada vez más en nuestra vida cotidiana. La combinación de la segunda y tercera hará imposible recuperar la inversión privada, nacional y extranjera.

No conozco a la Presidenta. Pero escucho diagnósticos similares de gente que la frecuenta y a la que respeto. Oigo que es una mujer inteligente, dispuesta a escuchar, que quiere hacer las cosas. No tengo evidencia que lo avale. Ninguna decisión me ha sorprendido positivamente y ninguna declaración me ha deslumbrado por su lucidez.

Mientras el entorno externo se deteriora, nos disparamos en el pie al insistir en una “Reforma” Judicial que pondrá las cortes en manos de intereses políticos, en el mejor de los casos, y en manos criminales en el peor. Amenaza con seguir arrasando con minorías al ir contra plurinominales. Sigue sin entrarle a Pemex, sabiendo que su hemorragia desangrará las finanzas públicas. Y sigue demoliendo órganos autónomos esenciales, lo que incluso viola el T-MEC, debilitando nuestra posición negociadora. A pesar de eso, le doy un beneficio de la duda que no se ha ganado.

Sheinbaum debe entender que esa trifecta provocará una fuerte caída del PIB este año. Nuestro déficit fiscal ya es un problema crónico, ante las absurdas obligaciones que la 4T ha contraído —programas sociales, Pemex, CFE— y eso se traducirá en desempleo y en menor ingreso de las familias. Caerán las remesas y la inversión extranjera incidiendo en un peso más débil (con la ayuda de aranceles), en más inflación y tasas de interés (nominales y reales) más altas. Corre el riesgo de que su Presidencia fracase. En ese escenario, que no le quepa duda de que AMLO, Andy y sus secuaces no titubearán en culparla del desastre para justificar el regreso de uno u otro.

Si es la mujer inteligente que me dicen, urge que el sector privado se alíe con ella, pero en serio. Debe empezar por dejar de alabarla para mostrarle la verdad sin endulzarla, orientándola, dándole consejos y poniéndole claro qué debe hacer —y qué no— para salvar a México. Los empresarios del país ya no se sienten representados por cúpulas que les han cerrado las puertas a los empresarios menos dóciles, cuando debemos sumar a todos y escuchar opiniones incómodas. Ella necesita oírlas.

En cuanto a EU, Sheinbaum ha probado mesura y paciencia, atributos oportunos. Le toca poner sobre la mesa las razones por las que comparten nuestros problemas, mucho más de lo que Trump cree. Los cárteles son crecientemente regionales y suprarregionales. No debe esconder tragedias como Teuchitlán, sino usarlas para ilustrar la monstruosidad que enfrentamos.

La posibilidad de contenerlas —¿y quizá vencerlas?— requiere de mucho más que el arresto de capos o del ataque a laboratorios de fentanilo. Necesitamos una estrategia de largo plazo bien pensada y fondeada para desarrollar inteligencia, para infiltrar; invertir en redundancias para eliminar actividades como el huachicoleo; combatir el lavado de dinero para que los recursos criminales no regresen a México; homologar equipos, armamento y adiestramiento de policías, y detener el tráfico de armas a nuestro país.

Si alguien puede convencer a Trump, es ella. EU jamás será un país seguro compartiendo 3 mil km de frontera con un Estado bajo el control de criminales cada vez más sanguinarios, y también más sofisticados. Ni ellos, ni nosotros, podemos solos. 

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