D.n Enrique Krauze escribió en am - León ( XXII | XII | A.D. MMXXIV ) ♦ El fruto de la discordia ♦ H ace más de tres mil años la manzana de la discordia desató la guerra de Troya. No es la primera vez que ocurre, consuela saberlo. Y por eso es natural volver a los clásicos. A ellos acudió José Ortega y Gasset en 1941 desde su exilio en Buenos Aires para escribir el ensayo “Del Imperio romano” donde recordaba un dramático pasaje de la vida de Cicerón en el año 50 a. C. Ante el peligro de la guerra civil, el gran orador romano exclama: “Falta la concordia”. Esa era la fatal reincidencia que Ortega advertía en su tiempo. Y es la misma que resuena en el nuestro. “Es evidente —escribe Ortega— que una sociedad existe gracias [...] a la coincidencia de sus miembros en ciertas opiniones últimas”. Esta convergencia era lo que Cicerón llamaba “concordia” y que definía como “el mejor y más apretado vínculo de todo Estado”. Por otra parte, y siguiendo a Aristóteles, Cicerón señalaba que las divergencias de opinión no solo son naturales sino benéficas. Pero ¿qué ocurre —se pregunta Ortega— cuando “la disensión llega a afectar a los estratos básicos de las opiniones que sustentan la solidaridad del cuerpo social”? Ocurre que el corazón social se escinde en dos: es la dis-cordia, polo opuesto de la con-cordia: Pero dos sociedades dentro de un mismo espacio social son imposibles. Quedan, pues, como meros conatos de sociedad, es decir, que la disensión radical produce exclusivamente la aniquilación de la sociedad donde sobreviene... Nada es común entre los contendientes. El Estado queda destruido, y con él toda vigencia de ideas, de normas, de estructuras en que apoyarse. Los temores de Cicerón se hicieron realidad: perdida la concordia, sobrevino la guerra y la dictadura. Dos milenios después, la pauta se repitió en España y Alemania: las repúblicas que ceden a la discordia dejan el espacio público en manos de líderes cuya pasión visceral e irreductible conduce a las masas obedientes al abismo. Con esos antecedentes remotos y próximos, uno esperaría que el siglo XXI hubiese asimilado la lección, pero inexplicablemente no ha sido así. Dos ejemplos nos competen: Estados Unidos y México. La discordia ha llevado a Estados Unidos a una encrucijada solo comparable con la antesala de la Guerra Civil. Donald Trump ha sido un sembrador de discordia y llegará al poder para cosechar los frutos. No es un estadista sino un demagogo con actitudes racistas, simpatías tiránicas e inclinaciones dictatoriales. Para complicar el panorama, la oposición democrática y liberal está lastrada por el intolerante y narcisista movimiento woke. ¿Sobrevivirán los valores, leyes, libertades e instituciones que fundaron esa república democrática hace casi 250 años? Cabe la esperanza. En cuatro años no se borrarán la división de poderes, el régimen federal y la prensa libre. Habrá un relevo generacional. La economía americana es dinámica y creativa. La sociedad es plural. Pero los riesgos de disolución y violencia existen. En México estamos ya en ese escenario. La discordia nunca fue un rasgo constitutivo nuestro pero desde hace años ha sido el emblema mismo —casi la razón de ser— del movimiento que degradó la vida política a una lucha mortal entre “amigos y enemigos”. Eso sí, reuniones del “Gabinete de Seguridad” no faltan, contadas las del pasado sexenio deben de ser más de 2 mil, suena a que son muchas, pero por más que se juntan y juntan falta algo, ¿y saben qué es? ¡Resultados! Hasta la fecha tanto el Gobierno pasado como el actual les han hecho los mandados a las organizaciones terroristas que generan violencia en México, e inquietud en Estados Unidos, al grado de que los radicales del equipo trumpiano hablan incesantemente de la necesidad de intervenir militarmente en México para ponerles un alto a los cárteles que el Gobierno mexicano se muestra incapaz de poner. Terrible situación sería ésta, que aunque improbable resulta posible, dada la naturaleza impulsiva del futuro ocupante de la Casa Blanca. Sí, trae broncas la Presidenta, broncas que le tocan al “Gabinete de Seguridad”, pero ¿y qué con el Gabinete de Economía? ¡¿No hay nadie ahí, o qué?! Alguien responsable que configure, ¡pero ya! un Pemexproa que reconozca los adeudos de Pemex y defina un plan para saldarlos. |
▼ INFRA ▼
Altura de miras
Altura de miras
Ana Laura Magaloni escribió ( REFORMA , 07/10/2023): Altura de miras [...] E n un sistema de servicio civil de carrera generalmente no se reducen o eliminan las prestaciones de un plumazo. Además, cabe destacar que Morena también ha anunciado un importante recorte presupuestal al Poder Judicial. ¿Qué impactos específicos va a tener esto en la organización y funcionamiento de la maquinaria judicial? No lo sabemos aún. Sin embargo, lo que sí podemos saber y es una mala noticia es que, a través de la eliminación de los fideicomisos y la reducción presupuestal, se refuerza la percepción política y colectiva de que el Ejecutivo y su partido están decididos a castigar y debilitar a la Suprema Corte en específico y al Poder Judicial federal en su conjunto. Ello tiene un efecto concreto: produce incertidumbre jurídica en el mundo económico y financiero. ¿Es posible o no aplicarles la ley al poder y los poderosos en México? k
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