Catón  escribió  en REFORMA (18/10/2023):


Con sosiego
[...]

L
a madre vida se ha portado conmigo igual que con sus otros hijos. A todos nos acaricia y luego nos da un golpe que duele. Y ahí nos lleva: un dulcito hoy, un coscorrón mañana. 

Ahora llego a mi casa por las noches y está llena de vacío. Mi compañía es la soledad. Pero me confortan mis hijos y mis nietos, que están siempre conmigo aunque no estén aquí, y mis amigos, que me convocan al buen yantar y al vino bueno, y tengo mis libros, y mi música, y mis películas de la época de oro, y el ajedrez robótico, que ya me encorajina o ya me ensoberbece, y la casona antigua del Potrero con las buenas gentes que la cuidan y me cuidan, y mi cabaña en el bosque, a donde llegan, furtivos visitantes, el oso y el venado. 

Y tengo mi trabajo de cada día, que el pan de cada día me da. 

Sobre todo, llevo en mí el recuerdo —los recuerdos— de la eterna amada, que sin estar conmigo sigue estando en mí. 

Con todo eso, y el afecto de mis cuatro lectores, se entenderá por qué no tengo ninguna prisa en irme.

Siempre he pensado que Dios ama a todas sus criaturas, pero que nos quiere más a los niños y a los viejos. A los niños, porque acaban de salir de sus manos. A los viejos, porque ya vamos llegando a sus brazos. 

Estoy presto a partir cuando él disponga. Sólo le pido que me lleve sin tardanza y con sosiego. Pero aun así le digo la mejor oración con que el creyente puede dirigirse a Dios: Hágase, Señor, tu voluntad... FIN.
••—• ••  —•
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